Acababamos de aterrizar y era de madrugada pero el Yet lag estaba incrustado en nuestro organismo, no podía dormir y a las 4 de la mañana ya estaba dando vueltas por el Hotel de San José de Costa Rica, aun sin poder pegar ojo ya soñabamos con ver los primeros colibríes. Como con este colibrí mosca que puede presumir de ser de los más pequeñajos, dos gramos dicen que pesa, a saber quien habrá sido capaz de pesar una miniatura que parece más ligera que las gotas del rocío.
A pesar de no haber amanecido ya se oíamos cantar a algunas aves, en lo alto de un árbol del hotel, por supuesto no tenía ni idea de que aves eran, sonaba a paloma pero allí también escuchamos otros sibidos que poco a poco se nos harían habitual por Costa Rica, hablo del omnipresente pechiamarillo.
Cerca de la 6 y media de la mañana, llegaron a por nosotros los amigos de la
Web de foto naturaleza, en el “armatoste” es una furgoneta que está preparada para recorrer los escabrosos caminos de Costa Rica por Ricky, un buen guía naturalistico., Allí primeras presentaciones Ricky, Mau el creador de la web, Luis un buen fotógrafo, Marco y algunos otros amigos con los que compartiríamos el primer día… es increíble las posibilidades que nos da internet, gracias a la red pudimos contactar con este grupo de amigos que acostumbran a colgar en su web, sus capturas fotográficas.
Subimos los trastos al armatoste, y directos a la gasolinera en la que habíamos quedado con el resto del grupo. Ese día conocimos a Luis Vargas, Johanna , Elizabeth y su hija, Henry , Lucrecia y su hijo, Arelly , Pablo Siles, Marco Vinicio, Mauricio, Geo, Andrés ,Ricky, espero no olvidarme de nadie
En el recorrido desde el hotel hasta nuestro primer contacto con la naturaleza Tica, recorrimos la interamericana, la carretera que une América de norte a sur, en este recorrido para nosotros todo era novedoso, y nuestros nuevos amigos se sorprendían de que nos interesáramos por los incontables zopilotes pechiamarillo o zanates.
El zanate es un ave que llegó desde México, y ahora se ha convertido en una plaga que está poniendo en peligro la vida de muchas especies autóctonas, ya que depreda nidos y devora todo bicho que este a su alcance nosotros le vimos comer con huevos, lagartijas, orugas .... hay que reconocerlo no creo que nadie pueda decir que este pajarraco tenga cara de buena gente. En este caso la foto es de una hembra.
La Primera parada fue Paraíso del Quetzal, un punto especialmente interesante a 70 kilometros de San José enclavado en la Cordillera de Talamanca, junto al Parque Nacional de los Quetzales, ibamos con hambre de naturaleza y no nos iba a defraudar
Entre las aves que empezamos a ver fueron las golondrinas las únicas que se nos hacían comunes, pronto allí pudimos ver los primeros y buscados colibríes, y todo cardiaco sacando el equipo me voy a una de las esquinas a intentar esa primera foto tan deseada de una de estos diminutos plumíferos
Mientras lo intentaba recuerdo que Luis me llamaba para que me acercara a otro punto, pero tan concentrado estaba yo en lo mío que poco caso le hacía, ¡¡Inocente de mi!! yo estaba abducido intentado obtener una foto de un solitario colibrí , pero cual fue mi sorpresa que cuando al entrar en la casa abalconada, vimos como la barandilla estaba llena de comederos para colibríes, y allí pudimos sentir que lo que nos había dicho antes Luis. era verdad, “¡si abríamos la boca un colibrí podía entrarnos en ella!”, los colibríes zumbaban a escasos centímetros nuestros, sentíamos el aleteo en nuestras caras en un desenfreno pajaril
Zelai no perdía el tiempo y conseguía fotografiarlos, en ese momento me bloqueé, esto no entraba en mis planes, al alcance de la mano teníamos tanto colibrí que no sabíamos a cual mirar, disfrutamos al tener delante una de la joyas de paraíso quetzal, el colibrí garganta de fuego era precioso pero no paraba, ni un segundo salvo en los comederos.
Junto a el, otros a cual más bello , intentamos hacerles fotos, el posadero no era el más natural pero había que disfrutar de estos colibríes, mientras su aleteo no dejaba de zumbar en nuestros oídos
Una de las muchas cosas que nos dejaba boquiabierto era como algunos colibres parecían cambiar de color según incidiera la luz en sus plumas
Sin apenas tiempo para asentar el ansia, nos dicen que salgamos que vamos a hacer un pequeño recorrido, Jorge Serrano será nuestro guía y todo el grupo salimos en su compañía, un camino de tierra nos hace descender hasta un pequeño balcón natural, en el camino pequeñas aves aprovechaban el tiempo para comer.
Desde el balcón natural apreciamos la belleza del lugar, allí Jorge Serrano, nos dice que esperemos, no muy lejos oímos un sonido que poco a poco se nos haría conocido, con su telescopio busca entre las ramas, mientras algunos no perdemos el tiempo y aprovechamos este instante para sacar otras especies como el sooty robin o escarchero, un ave de color negro pero con unos profundos ojos azul celeste.
Jorge Serrano, el guía nos hace gestos. Intuimos que debemos acercarnos despacio. alli miramos, y algunos no terminamos de ver nada, pequeños susurros de asombro brotan a nuestro alrededor, yo sigo sin ver nada, nos indican un punto y nada de nada parece que nos nos ciegan las ganas de ver, pero de repente como si apareciera de la nada al girarse el ave surge una mancha roja del verde selva, ¡¡¡ Es un Quetzal!!!, ¡ohh my God!! que diría un gringo, a intentar afotarlo, eso si con la sangre hirviendo, a su izquierda otro, y un poco más atrás el vemos el tercero, ellos saltaban de rama en rama una hembra también se deja ver, sin tiempo para asimilar la belleza de este animal posado, nos lanzamos a fotografiar.
Un quetzal tiene el detallazo de salir volando, pasar por delante nuestro y a escasos metros con esas plumas enormes colgando, nos hace un pase, en ese momento echo de menos la compañía de Juankar y de Manu esos dos maestros de la fotografía de las aves en vuelo habrían captado la magia del momento, sin palabras, totalmente extasiados intentamos hacerle fotos, videos pero lo más memorable es lo que sentimos, disfrutamos de la belleza de esta autentica ave del paraíso, el éxtasis es total, sabiendo que ninguna foto que haga puede mostrar lo que sentimos, quito la cámara del telescopio, y paso a disfrutar de esta belleza de la naturaleza, a traves del ocular, ya que con una foto una foto nunca captaré la belleza de este animal al natural.
Embelesados vemos como poco a poco los quetzales se van marchando hasta que solo queda una hembra encima de nuestras cabezas, La hembra aunque no posea esas plumas tan largas, también enamora y por ello no puedes quitar toda la atención de ella. hasta que ella decide que se acabó el espectaculo y se avapora
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Es el momento de la foto de grupo, Ricky y Luis ponen las cámaras, y todo el grupo nos hacemos la foto de rigor en la mente de todos están los Quetzales que acabamos de ver
1 Luis Vargas, 2 Johana 3 y 4 Elisabeth Ramirez y su hija, 4 Henry, 6 y 7 Lucrecia y su hijo, 8 Arrate, 9 Tomás, 10 Arellys, 11 Pablo 12 y 13 una pareja de recien casados que se juntó con nosostros, 14 Marco Vinicio, 15Zelai, 16 Jorge Serrano, 17 Mauricio, 18 Urtzi, 19 Geo, 20 Andres, 21 Ricky y 22 el perro de Jorge Serrano se ve que tiene arte posando. Después de esto vamos regresando al comedor, allí un cafecito y unas rosquillas nos sirven para tranquilizar la mente, es en este momento cuando todavía no han pasado ni 24 horas desde que aterrizamos, ya sabemos que Costa rica no nos va a decepcionar.
El Paraíso del Quetzal tiene una serie de senderos ide lo más interesantes, los compañeros eligen el sendero de Zeledonia, el nombre le viene dado por que allí vive una pequeña ave que endemica de Costa Rica y difícil de ver, lastima nosotros tampoco la vimos.
La senda nos hace descender hacia la quebrada/arroyo, pasamos por una pequeña cascada, en este recorrido vimos una buena serie de aves. Como candelita collareja o amigo del hombre, llamado así porque a veces sigue a las personas ya que cuando estos se desplazan pueden levantar alguna de sus presas y este ave lo aprovecharía.
Eso si, fue este el primero punto en el que empecé a comprobar que si ya es complicado hacer digiscoping, en Costa Rica iba a ser una misión aún más difícil. Poco te puedes salir de los senderos, con lo que el ángulo para afotar se reduce, los árboles son enormes, y lo que hace todo más difícil, la densidad del bosque es tal que casi no permite la entrada de la luz, por lo que en general la oscuridad es generosa, pero ante estas dificultades toca ponerse las pilas , el reto de afotar ya ha comenzado.
Abandonamos Paraiso Quetzal aunque nos quedamos con muchas ganas de seguir allí y cerca del EL KM 75 de la interamericana, está el lugar elegido para almorzar, allí probamos la comida tica, frijoles, un poco de arroz y algo de pollo. Este sería el primer casado del viaje.
Abandonamos la panamericana por una pista anchísima pero no asfaltada, un rompecarros, elevada pendiente, y un largo descenso que nos lleva hasta llegar al Hotel Savegre,
Un hotel a orillas de la cabecera del Río Savegre y a los pies del Cerro de la Muerte una de las montañas más altas de Costa Rica. Al llegar ya nos encandilan los comederos de colibríes, y alli lo intentamos con los pequeños plumiferos, junto al restaurante, difíciles son de captar ya que poco tiempo te dan en los posaderos. La estrella parece ser el colibrí montañes coligris de babero blanco es una especie endémica de la zona.
Dejamos las maletas en el hotel y de nuevo al armatoste, en busca de vida a las orillas del río, el tiempo ya amenaza lluvia , pero aun así salimos a la búsqueda de más aves, un par de mosquiteritos amarillos flirtean subidos a unas ramas secas y ante nosotros parece que entablan una animada tertulia
y un trepador juega a esconderse en la parte del arbol que no vemos, la lluvia hace acto de presencia y como podemos escondemos los equipos bajo un árbol o en las bolsas, no cae mucha agua pero si para impedirnos seguir con las fotos.
Mientras llueve muchos tipos de aves pasan junto a nosotros, pero todavía no me entero de la misa a la media de sus identificaciones, ando totalmente perdido, y es hora de disfrutar del paisaje que nos rodea , el cielo da una tregua y nos deja disfrutar del verde selva, hacemos un par de fotos más pero debemos regresar hacia el carro,
nos subimos al "armatoste", e intentamos salir a la pista, el agua hace que las ruedas no agarren y para salir de la cuesta Ricky tiene que ir marcha atras,
en el hotel nos dejan y nos despedimos del grupo de Fotonaturaleza.
Que buenas impresiones nos hemos llevado este primer día, los sitios, las aves pero sobre todo los amigos que hemos hecho, este día ha significado un fantástico estreno del viaje.
El lugar donde se encuentra el hotel Savegre es una pasada posee una reserva biológica privada de 800 hectáreas, está dentro de un bosque tropical nuboso, y la mayor parte de la reserva biológica es bosque primario, algo que en nuestra peninsula casi no sabemos ni lo que es, por lo que la vegetación es exuberante y sus árboles gigantescos, este ecosistema privilegiado sirve de refugio a una innumerable cantidad de especies, y por supuesto la gran cantidad de aves presentes convierte este destino como uno de los más buscados por los pajareros, y naturalistas.
Como la luz escasea en el interior del bosque, y las aves prefieren pulular por las copas de los árboles, había que aprovechar esos puntos donde algún enorme árbol había caido encendiendo la luz en la selva, sin lugar a dudas aquí en Costa Rica los árboles casi no te dejan ver el bosque.
El segundo día me uní a un grupo de pajarólogos canadiense y vimos una ingente cantidad de aves, por supuesto casi todas eran nuevas para mi, muchas vistas, pero no tantas fotografiadas, fue este el día que decidí no hacer lista de aves ya que yendo con los pajareros me pasaron las especies que habíamos visto, pero de todas las que me dijeron muy pocas tenía la sensación de haberlas identificado yo, así que decidí disfrutar de la observación, hacer afotos y pasar de hacer lista.
Para conseguir afotar aves había que planificar las salidas de otra manera, por lo que no nos adentraremos en las quebradas, (arroyos ) y buscamos espàcios abiertos, nos movimos por las plantaciones de manzanos que pueblan los bordes de la reserva, por frutales y por pistas más anchas, por los limites donde los árboles son más pequeños, y las aves nos daban más oportunidades.
Como siempre las zonas de transición son las mejores ya que te dan la oportunidad de ver más variedad de especies y la luz te deja afotar
Al recorrer una pequeña zona arbolada a la salida del lodge, localicé un Quetzal . De rama en rama iba recorriendo árboles, yo detrás de el cambiando el trípode de sitio, le seguí hasta que se plantó detrás de la habitación en la que estabamos alojados, llame a los míos para que lo vieran y de pas avisé a Eric un guía canadiense que iba con un grupo que después de dos días en el Hotel no lo había visto. y allí hasta Zelai le hizo alguna foto, el arbol era en un aguacatillo, se posaba en una rama se lanzaba a arrancar los frutos de este árbol. Para comerlo.
Observando este ave entendemos porque está considerada como una de las más bellas del mundo, ese color verde, rojo a veces morado metálico según le de la luz, la longitud de sus plumas de las alas y cola, tiene un cariz mágico.
Una de las pocas cosas que no me gustó fue cuando en el río vimos una extraña escena, estaban picando una piedra con un martillo electrico, la verdad es que no termino de entender el porque, si era por utilizar los pedazos de roca como material de construcción o por otra extraña razón,el hecho es que el ruido era ensordecedor y pasaron realizando ese trabajo un buen número de horas, todo ello cerca de un cartel que parecía pedirles un poquito de por favor.
En las manzanedas perseguimos a pericos aliazufrados especie endémica, de grito de alarma chirriante, se hace especial fotografiar pericos en libertad, siempre que habímos visto aves similares había sido en cautividad, eso si seguro que los dueños de las manzanas no verán a estas aves con tan buenos ojos como nosotros, sorprende ver que una especie tan colorida pueda mimetizarse, pero es que posee los mismos colores del habitat en el que vive.
Y tambien pudimos fotografiar a placer a un Tucán esmeralda. Que tenía su nido justo en el limite de los alojamientos del hotel, era nuestro primer tucan y todas nuestras espectativas se iban cumpliendo
No nos debíamos olvidar de mirar al cielo y nos impresionaba ver decenas de rapaces en migración,como en esta foto que se ve una enorme bandada de gavilanes.
Los papamoscas te desafían desde sus posaderos y casi parecen seguirte sin importarles en exceso la presencia humana
Zelai después de fotografiar una ardilla, me arrastra a un poste de teléfono donde una pareja de carpinteros está haciendo su nido,
Poco a poco nos acostumbrábamos a la habitual presencia del comemaiz. Las mariposas llamaban nuestra atención
y las enormes flores con su colorido espectacular llenaban tanto nuestro sentido de la vista como el olfativo,
Vemos los primeros reptiles del continente, y nada, nada nos quita esa sensación de descubridores de bellezas. Si,,,,,, ya sabemos que no descubrimos nada que otra gente no haya visto antes. Pero casi todo es nuevo para nosotros. Y por ello los cuatro nos sentimos como niños que acaban de abrir los ojos por primera vez..
Pudimos observar buen numero de especies endemicas de estas montañas, como esta tangara que disfrutaba comiendo todo tipo de frutos.
Al atravesar un pequeño puente despues de ver al frutero copetón comiendo, un destello nos ilumina, hemos caido en una trampa, eso si inofensiva, una cámara se dispara al notar nuestra presencia, como si un animal fueramos apareceremos en el sensor de la cámara, quien sabe si el siguiente animal en ser fotografiado podría ser un puma.
Ni siquiera la habitual lluvia vespertina apaga nuestro disfrute, bueno quizás el precio de la comida del restaurante lo logra un poco, pero esos detalles mundanos ya teníamos que tenerlos en los en los planes, tenemos claro que es un lujo disfrutar de un café mientras vemos como los colibríes van y vienen sobrevolándonos , así que asumiremos el precio.
Se acaba el tiempo de estar en la cordillera de Talamanca y sabemos que no veremos la mayoría de los secretos que esta sierra esconde pero nos vamos con la sensación de haber conocido una pequeña porción de esta espectacular meca de pajareo.
Mapa de situación de el Paraíso del Quetzal, y del Hotel Savegre en San Gerardo de Dota