Tres especies se reparten el dominio de la montaña arbolada; el pino silvestre, el pino negro y el abeto blanco. Evidentemente, nuestras coníferas no están sujetas a tantos rigores como las del lejano norte, a excepción quizás del pino negro, que ha conquistado los niveles más altos de la cordillera Pirenaica. Allí entre los 1600 y los 2400 m de altitud, resiste a los embates del viento y del frío; de aquí que su talla sea mucho menor que a de otras coníferas - no supera los 20 m -. El pino albar o silvestre es un prodigio de adaptación a los cambios climáticos. Aguanta frío y cierto calor, hielo y sequedad, así como altos índices de precipitación. A todo ello se debe el que prospere tanto en el pirineo -donde es la conífera más frecuente- como en el Macizo Central. Sus anaranjados troncos se yerguen incluso por encima de los 40 m, colonizando cotas que van de los 1200 hasta los 2000.
El abeto blanco, por su parte, suele ocupar una posición intermedia, es decir, entra con frecuencia en contacto con las otras formaciones de pinos. Árbol alegre y mayestático, se circunscribe únicamente a los enclaves norteños de nuestra Península. "
Los bosque mixtos son lugares mágicos, donde conviene pasear con tranquilidad y estar atentos a los sonidos del bosque. Las visiones de la fauna sule ser fugaz, y la mayoría de las veces nos tendremos que conformar con escucuchar algún sonido y ver como algo se esconde entre la espesura.
Los días nubosos, con niebla y lluvia no son los más agradables para pasear por el bosque, pero le dan un encanto especial, y te hacen sentirte mas integrado en el paisaje. De todas formas la luz del sol alegra el día y te da fuerzas para moverte con más facilidad.
Tuvimos un día lluvioso y el otro se salvó, pese a todo pudimos disfrutar de los animales típicos de la zona de los que podríamos destacar reyezuelo sencillo, agateador norteño, herrerillo capuchino, arrendajo, trepador azul, piquituerto, lúgano, pico picapinos y el rey de la salida, un preciso pito negro que se posó un momento en la copa de de un pino, el tiempo suficiente para que Iván no pudiera verlo.
Entre los animales de pelo, corzo, ciervo, ardilla, un tejón a 15 metros ( lo vio Iván mientras yo estaba haciendo otras cosas...... ) y un roedor muy grande, casi el doble que un topillo, que no hemos logrado identificar.
Misteriosamente y por razones incontroladas, todas las fotos buenas de aves las tiene Iván. Espero tenga algo de tiempo para retocarlas y subirlas al blog.
Son viejos colosos que perduran, nos protegen y que aún caidos saben mostrarnos su caracter majestuoso. Preciosas fotos.
ResponderEliminarSaludos.