Nos quedaba el día 8 de diciembre como día libre, por si alguna observación se nos hubiera resistido. Pero no fue el caso, así que decidimos visitar la Ría de Ortigueira, un lugar que aparece recomendado en el libro “Los 100 mejores lugares donde ver aves”.
Grupo de Gaviotas
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Cuando llegamos había marea alta, así que decidimos visitar las dunas de la Playa de Morouzos. No vienen recomendadas en el libro, pero nuestra intuición fue buena y nos deparó cosas interesantes. La primera de ellas, nada más llegar observamos un grupo de Bisbitas pratenses (Anthus pratensis), de entre las cuales llamaba la atención el reclamo tipo gorrión de una de ellas. Tate, estábamos ante un Bisbita de Richard (Anthus richardi), tras seguir su vuelo y ver donde se posaba, al final pudimos disfrutar de una observación breve pero a corta distancia. Entre sus dunas, también observamos Alondra común (Alauda arvensis), Escribano soteño (Emberiza cirlus) y un Pito real (Picus viridis) proveniente del pequeño pinar que se extiende a espaldas de las dunas.
Alondra común (Alauda arvensis)
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Pero aquí nos llamó la atención la gran cantidad de hongos que había en las dunas. Algo que nunca habíamos observado con anterioridad, quizás porque en nuestras regiones no tenemos dunas tan extensas y en tan buenas condiciones. Entre ellos detectamos un Geoglossum y un Tulostoma, géneros novedosos para nosotros.
Geoglossum glabrum
Tulostoma brumale
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Después de tan gratificante paseo por Morouzos, y ya con la marea bajando, volvimos a la ría. Nos detuvimos enfrente del Restaurante-discoteca La Ría, y allí estábamos observando las anátidas y láridos que se alimentaba, cuando de repente, aparece una silueta alargada en el agua. Era una Nutria (Lutra lutra) intentando pescar algo que llevarse a la boca. Y tras conseguir un pez de buen tamaño, salió a la orilla a comerlo.
Nutria (Lutra lutra)
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Mientras disfrutábamos de este grandioso espectáculo, para nosotros. Se detuvo a nuestro lado otro pajarero. Cuando le comentamos que había una nutria, se nos quedó mirando durante unos segundos y nos dice: “¿Vosotros no sois de aquí, verdad?”. Sorprendidos, Pacheco y yo nos miramos y le respondemos que no. Entonces, se presenta (Xabier Prieto) y nos dice que en la Ría de Ortigueira, lo raro sería no ver nutrias, que él en alguna ocasión desde ese punto ha visto hasta 5 ejemplares a la vez. Nosotros que estábamos tan alegres con nuestras hasta entonces 4 observaciones de nutrias (alguna más quedaba), casi sentimos estar ante algo de lo más corriente, pero bueno, una nutria no se ve todos los días, al menos los que no vivimos en Galicia.
Negrón común (Melanitta nigra)
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Cuando en esto se detiene otro pajarero. Vaya, pero si es nuestro amigo Toño Salazar. Después de hablar un rato con ambos, Toño se ofreció amablemente a enseñarnos el mejor punto de la ría para ver todo lo que se cuece en ella. Nos dirigimos entonces hasta el puerto de Ortigueira, desde donde las observaciones no tardaron en aparecer: Colimbo chico (Gavia stellata), grande (Gavia immer) y ártico (Gavia arctica), Negrones comunes (Melanitta nigra), Gaviota enana (Larus minutus) y cabecinegra (Larus melanocephalus), Charranes patinegros (Thalasseus sandvicensis) y varias especies de limícolas.
Colimbo ártico (Gavia arctica)
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También había un pequeño grupo de Espátulas (Platalea leucorodia), de entre las cuales pudimos observar 3 individuos anillados, dos procedentes de Holanda y el otro de Alemania. Y entre los Azulones (Anas platyrhynchos) encontramos un macho con placa nasal (L27), anillado en Portugal.
Espátula común (Platalea leucorodia) con anillas RGa/GYYf
Ánade azulón (Anas platyrhynchos) con placa L27
Gaviota sombría (Larus fuscus) con anilla negra R4RR
Ánade azulón (Anas platyrhynchos) con placa L27
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Tras despedirnos de Toño, volvimos a visitar el puerto de Cariño, para cerrar nuestro viaje por tierras coruñesas. En la playa pudimos ver un buen grupo de gaviotas en el cual destacaban 17 Gaviones atlánticos (Larus marinus), y un adulto de sombría (Larus fuscus) con anilla negra (R4RR), procedente de Inglaterra.
Gaviota sombría (Larus fuscus) con anilla negra R4RR
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Y un pequeño grupo de Correlimos tridáctilos (Calidris alba) correteaban entre el ir y venir de las olas, lo cual los hace difícilmente fotografiables.
Correlimos tridáctilo (Calidris alba)
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El día ya se despedía cuando decidimos dar por concluida nuestra aventura astur-gallega, en la cual además de disfrutar de grandes paisajes, eso sí, pasados por agua y viento, mucho viento, nos encontramos con gentes de un carácter afable y familiar, que hicieron todo lo posible por que nos sintiésemos cómodos y nos mostraron los rincones más sorprendentes en busca de una naturaleza que bien vale una nueva visita.
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Solo queda reiterar nuestras gracias a Adolfo, Antonio, Nacho, Toño y Xabier, por todas las molestias que se tomaron en que nuestro paso por su tierra fuera de lo más fructífero en cuanto a naturaleza y en particular a aves.
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Hasta la próxima, que esperemos no tarde en llegar.
Estupendo reportaje. Galicia nunca defrauda, ¿verdad?
ResponderEliminarMe alegro de que disfrutaseis el viaje y confío en volvernos a ver pronto, aquí o allá.
ResponderEliminarEstoy seguro de que Xabi Prieto también se alegrará de haberos conocido, pues era él el que estaba en el restaurante La Ría, y no Javier Portillo que creo que es de los madriles ;-)
Me está encantando este reportaje! Que maravillosa tierra es Galicia!!! Enhorabuena!
ResponderEliminarFeliz Año Nuevo!
Salu2
No estaba seguro de su nombre, pero sabía que si leías el mensaje, Toño, me corregirías. Solo me acordaba de que era Javier. Ahora mismo lo cambio.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios.