Otra de las aves que quería ver en el sur era la nueva población de Ibis eremita
Geronticus eremita que está surgiendo en el sur de la Península.
El Ibis eremita es un ave colonial de distribución circunmediterránea, que habita en estepas áridas o semiáridas, praderas y campos de cultivo.
Antiguamente habitó en todos los paises mediterráneos. Incluso aparece representado en los jeroglíficos egipcios de hace 3.000 años
Durante la Edad Media desaparece de buena parte de la Europa mediterránea, hasta casi desaparecer en nuestros días.
Hoy solo quedan dos pequeñas poblaciones vivientes. Una en Siria con una población de tres parejas reproductoras y otra en Marruecos con 250 individuos en el 2.001.
En Marzo del 2.003 se inicia la cría en cautividad en el sur de Cadiz, con aves procedentes del zóo de Jerez.
En Junio de 2.004 se inicia la suelta controlada de algunos ejemplares nacidos en el jaulón de aclimatación construido al efecto.
En 2011, han nidificando doce parejas. Una docena de nidos integran ya la población reproductora de Ibis eremita de la comarca de La Janda, en el sur de la provincia de Cádiz, formada a partir de aves criadas en cautividad y reintroducidas. Es la primera de esta especie que se establece en Europa desde hace cinco siglos.
El Ibis eremita se alimentan de invertebrados y pequeños vertebrados. La fuente de energía más importante son los insectos además de pequeños reptiles, peces, anfibios, etc. Normalmente no se alimentan de vegetales.
A finales de febrero las aves se reúnen en su área de reproducción, formando colonias de 30-40 parejas, ocasionalmente mas. Los nidos son instalados en lugares inaccesibles: cornisas, fallas o cavidades rocosas. El nido es construido por los dos miembros de la pareja, con hierbas, ramas y diferentes materiales. Tras la puesta de 2 a 4 huevos, la incubación es realizada por la pareja. Al cabo de 24-28 días nacen los polluelos cubiertos de plumón gris. Durante los primeros días de vida toman el alimento directamente de la garganta de los padres, a las dos semanas lo toman del pico y los adultos dejan de cobijarlos bajo las alas. A los 43-47 días abandonan el nido. Alcanzan la madurez sexual a los 5 años.
Son aves gregarias, formado colonias. A la hora de la alimentación forman pequeños grupos que se dispersan por llanuras pedregosas, cultivos abandonados y franjas costeras arenosas, donde prospectan el terreno en las fisuras y huecos con el pico. Monógama durante la época de cría. Cuando los pollos abandonan el nido siguen a los adultos a las zonas de alimentación y posteriormente forman pequeños grupos de dispersión, que no regresarán a la colonia de cría hasta alcanzar la madurez sexual.
Son aves que tienen una longitud de
70-80 cm. Una envergadura de
125-135 cm. La longitud del pico es de
11.5-14.5 cm. Llegando a vivir hasta los 25 años.
Este grupo (tuvimos una suerte tremenda de encontrarlos tan cerca) se componía de unos 35 individuos y según nos dijeron todos ellos habían nacido en libertad. Su aclimatación a la zona parece ser buena, alimentandose y moviendose de forma autónoma, aunque constantemente controlados (algunos llevan transmisores).
Ahora, esperemos que esta nueva reincorporación a nuestra ornitofauna sea para siempre, de donde nunca tenía que haber desaparecido.
Otra de las aves que quería ver en el sur era la nueva población de Ibis eremita Geronticus eremita que está surgiendo en el sur de la Península.
El Ibis eremita es un ave colonial de distribución circunmediterránea, que habita en estepas áridas o semiáridas, praderas y campos de cultivo.
Antiguamente habitó en todos los paises mediterráneos. Incluso aparece representado en los jeroglíficos egipcios de hace 3.000 años
Durante la Edad Media desaparece de buena parte de la Europa mediterránea, hasta casi desaparecer en nuestros días.
Hoy solo quedan dos pequeñas poblaciones vivientes. Una en Siria con una población de tres parejas reproductoras y otra en Marruecos con 250 individuos en el 2.001.
En Marzo del 2.003 se inicia la cría en cautividad en el sur de Cadiz, con aves procedentes del zóo de Jerez.
En Junio de 2.004 se inicia la suelta controlada de algunos ejemplares nacidos en el jaulón de aclimatación construido al efecto.
En 2011, han nidificando doce parejas. Una docena de nidos integran ya la población reproductora de Ibis eremita de la comarca de La Janda, en el sur de la provincia de Cádiz, formada a partir de aves criadas en cautividad y reintroducidas. Es la primera de esta especie que se establece en Europa desde hace cinco siglos.
El Ibis eremita se alimentan de invertebrados y pequeños vertebrados. La fuente de energía más importante son los insectos además de pequeños reptiles, peces, anfibios, etc. Normalmente no se alimentan de vegetales.
A finales de febrero las aves se reúnen en su área de reproducción, formando colonias de 30-40 parejas, ocasionalmente mas. Los nidos son instalados en lugares inaccesibles: cornisas, fallas o cavidades rocosas. El nido es construido por los dos miembros de la pareja, con hierbas, ramas y diferentes materiales. Tras la puesta de 2 a 4 huevos, la incubación es realizada por la pareja. Al cabo de 24-28 días nacen los polluelos cubiertos de plumón gris. Durante los primeros días de vida toman el alimento directamente de la garganta de los padres, a las dos semanas lo toman del pico y los adultos dejan de cobijarlos bajo las alas. A los 43-47 días abandonan el nido. Alcanzan la madurez sexual a los 5 años.
Son aves gregarias, formado colonias. A la hora de la alimentación forman pequeños grupos que se dispersan por llanuras pedregosas, cultivos abandonados y franjas costeras arenosas, donde prospectan el terreno en las fisuras y huecos con el pico. Monógama durante la época de cría. Cuando los pollos abandonan el nido siguen a los adultos a las zonas de alimentación y posteriormente forman pequeños grupos de dispersión, que no regresarán a la colonia de cría hasta alcanzar la madurez sexual.
Son aves que tienen una longitud de 70-80 cm. Una envergadura de 125-135 cm. La longitud del pico es de 11.5-14.5 cm. Llegando a vivir hasta los 25 años.
Este grupo (tuvimos una suerte tremenda de encontrarlos tan cerca) se componía de unos 35 individuos y según nos dijeron todos ellos habían nacido en libertad. Su aclimatación a la zona parece ser buena, alimentandose y moviendose de forma autónoma, aunque constantemente controlados (algunos llevan transmisores).
Ahora, esperemos que esta nueva reincorporación a nuestra ornitofauna sea para siempre, de donde nunca tenía que haber desaparecido.
Buena cita, este nos faltaba en el blog.
ResponderEliminarSaludos Juankar.