08/06/12 De digiscoping por el Pico Tres Mares

De mañana apacible, pero temprana, me adentro en  Reinosa, el cielo cubierto por encima de una herradura de cimas que sobrepasan los dos mil metros. Al paso por Brañavieja, abandonada y solitaria, se nota un cambio en la temperatura. Pasando Solvai se ve algo correr por las altas praderias verdes. Parece que el ruido del coche ha puesto en movimiento a ciertos herbívoros todavía no identificados. Hay que parar. A trescientos o cuatrocientos metros, varios Ciervos hembras (Cervus elaphus) se alejan al paso y se pierden entre los roquedos.

Ciervo (Cervus elaphus) hembra

Contemplando el panorama y por encima de una pequeña loma en las laderas del Cornón se ve un Rebeco (Rupicapra rupicapra) rumiando la corta hierba.

Rebeco (Rupicapra rupicapra)

Llegando al collado todavia dentro del coche me quede atónito contemplando una manada de más de cincuenta individuos de Rebecos a más de quinientos metros por debajo y perderse en las revueltas pendientes.

Eran las ocho y media de la mañana cuando baje del coche y un viento  intenso me hizo abrigarme y sacar el termómetro, dos grados. Cogí el equipo y me dirijo hacia el Tres Mares, los cuatro metros de nieve en forma de talud que hace una semana había, se han quedado en manchas donde los Gorriones alpinos buscan la comida en compañia de los Bisbitas alpinos. Me entretengo con ellos mientras me voy acercando a la cumbre en busca de algo nuevo, cuando una lengua de niebla aparece del otro lado y empieza a granizar de forma rara. El frio es intenso por el viento, mis manos ya no las sentía, me dí media vuelta. Perdiendo altura llega el agua. Ya en el campo base cambio de planes, a buscar flores en los sitios húmedos quinientos metros por debajo del Tres Mares. 

Fritillaria pirenaica

Gentiana verna

Pulsatilla alpina

Ajuga pyramidalis

Caltha palustris