En la segunda etapa de nuestro viaje por Costa Rica, tocaba llegar hasta La estación biológica la Selva de Sarapiquí pero antes de salir para allá en Savegre, se posó ante nosotros esta Tangara quien se puede resistir a sacar los trastos antes de marchar e intentar afotarla??
Ya en carro llegamos hasta San José y tomamos carretera hacia Braulio Carrillo, bajo un manto de lluvia pasamos el puerto, por lo que el bosque lluvioso hizo honor a su nombre, cruzamos un puente el río donde se juntan las aguas de dos ríos uno herrumbroso y otro transparente.
Una vez ya en la estación biológica de la Selva al rellenar la hoja de inscripción, la leemos y con un poco de acojono, firmamos un papel en el que no les hacemos responsable a la gerencia de si nos topamos con ofidios y otros animales venenosos
En la confluencia del Río Sarapiqui y el río Puerto Viejo dos grandes ríos de la vertiente caribeña se encuentra esta importante reserva biológica, de de apenas 1600 hectáreas es decir 4x4 kilómetros casi totalmente cubierta de bosque recoge 4000 mm al año de agua de lluvia, una barbaridad,
Pocos sitios en el mundo pueden presumir que en una superficie tan pequeña, te brinden la posibilidad de ver casi 500 especies de aves diferentes,
Un guía nos comentaba que en navidad acostumbran a hacer un conteo y en un solo día fueron capaces de identificar 326 especies de aves diferentes, un sueño para cualquier participante en un maratón ornitológico.
La ventana de nuestra habitación zompopa, estaba a 50 metros de la orilla del río, pero es tal la frondosidad que eso no lo hemos sabido hasta regresar a casa y descubrirlo traves del google earth, si tiene instalado Google Earth y pincha en la foto podras ir a donde está la reserva biológica.
Desde nuestro balcón podíamos seguir las evoluciones de la fauna cercana ya que entre otros, un carpintero tenía allí su nido, las pavas recolectaban los los frutos del guarumo
y los chanchos de monte, como pequeños jabalíes que los comían en el suelo,
Eso sí en las cabinas zompopa estábamos casi a un kilómetro de las oficinas centrales y el comedor.
Para enlazar estos dos puntos recorríamos un sendero encementado, este camino ejercía de brecha y gracias a que aquí se había cortado la vegetación había espacio donde ver las evoluciones de algunos bichos, multitud de aves cruzaban esta brecha abierta
Por supuesto no todo eran aves los insectos tienen cabida, nos habían hablado de los temibles mosquitos, pero por suerte para nosotros estamos en época de sequía y estos no abundaban, las hormigas si que llamaban la atención del mismo modo que las libélulas
o las hormigas bala (
p.clavata)
Lenin fue el encargado de introducirnos en la selva, un excelente guía que supo ganarse a nuestros hijos, e interesarnos en la biología de la selva gracias a su simpatía y a su implicación con el proyecto de la estación, nos acercó a la vida en este impresionante enclave
Nos transmitió información de los diferentes estratos de la selva haciéndonos ver desde las más pequeños líquenes hasta los impresionantes árboles emergentes , gracias a el vimos muchas especies incluidos perezosos y aves entre ellas al pájaro estaca un ave de medio metro que pasa horas estático posado en un tronco, invisible si un ojo acostumbrado no te lo muestra.
El momoto tambien se dejó ver, un ave de considerable tamaño portador de una larga cola y delgada con dos raquetas que en esta foto se quedaron escondidas tras las hojas, lo localizamos gracias a su canto.
El Jacamar en pleno celo era fácil de localizar gracias a su repetido reclamo
Cerca de la recepción hay un campo de fútbol, y sorprendía como los trabajadores de la estación aprovechaban cualquier hueco para echar un partido, con el calor que hacía y viendo que algunos jugaban con botas altas de goma conseguían que sudáramos más, solo de mirarles,
Hay que decir que al no haber árboles plantados en el campo de fútbol este punto se convertía en un buen lugar para afotar aves, así era fácil poder fotografiar a los tucanes y otras aves que sentían curiosidad de las evoluciones de los partidos
Otro buen punto de observación era el puente que separa las instalaciones de estudio de la recepción,
En este puente era realtivamante fácil ver martines pescadores, monos, iguanas…,
eso si no intentes usar el telescopio ya que se mueve de lado a lado
Disfrutar viendo las evoluciones de los caimanes es otra de las posibilidades en este puente. Fue aquí donde vimos los primeros caimanes del viaje
A pesar de este cartel cocodrilos no se ven mucho por aquí, hace años uno entró y dio un buen susto a unos bañistas , lo caimanes en cambio no son tan peligrosos, aún así preferimos no bañarnos en el río por si éramos alérgicos a sus colmillos
La comida es la misma para los visitantes que para los investigadores, no la recuerdo como la mejor del país pero bueno, era lo que tocaba, los alrededores del comedor era un fantástico punto para pedir información sobre las especies a ver y donde encontrarlas. Y por supuesto para compartir experiencias con otros viajeros
Eso si toca practicar inglés, ya que el castellano parecía la segunda lengua.
Alrededor de las instalaciones multitud de especies se dejaban ver y oír, no hay comederos ya que nos dicen que eso podría cambiar el modo de vida de las aves, y siendo este un lugar de estudio preferían que cada animal se busque el alimento de la manera más natural posible.
Los Loros y pericos abundan y a base de guía conseguíamos a duras penas identificarlos,
Amazona farinosa, Lora verde, Mealy parrot
Menos mal que contamos con Urtzi. este excelente ornitólogo/pajarero que hábilmente nos daba pistas para la identificación
Quienes nos alojamos en La selva teníamos un privilegio no escrito pero lógico, podíamos recorrer los lugares de la selva antes de que los turistas entraban a eso de las 9 de la mañana.
Ocupamos nuestras habitaciones y preguntamos por las serpientes y su riesgo real y nos tranquilizan diciendo que es un formalismo, y que como está cortada la hierba alrededor de nuestras habitaciones, no creen que llegarán, y si lo hacen se podrán ver, aun así nos advierten que es mejor no pisar fuera de los senderos, ni agarrar las hojas ya que algunas serpientes se camuflan tan bien que parecen las mismas ramas, también tenemos que decir que no vimos ni una sola
Aquí un buen número de biólogos y naturalistas aprovechan las instalaciones para realizar investigaciones, es habitual ver por los 56 kilómetros de senderos a los naturalistas, atrapando insectos, recogiendo hojas o identificando peces, esto nos hace sentirnos parte de este mundo de investigadores,
Al año se publican unos 240 artículos sobre las investigaciones realizadas en este paraje, vamos que no es mal sitio para los que buscamos acercarnos una pequeña idea de lo que es la vida de la selva. Y es que con tanto investigador hasta los difíciles murciélagos están controlados.
La estación biológica La Selva en Sarapiquí ofrece mucho más de lo que yo cuento, quizás la frondosidad de la selva hace que no puedas ver todo lo que te gustaría, y que la humedad hace que las fotos no salgan como deseas pero es otro punto delicatesen para cualquier pajarero. Si deseas acercarte a pernoctar, acuérdate de reservar con meses de antelación ya que la lista de espera es muy extensa.
he tenido que corregir algunos datos gracias a la buena ayuda de Alex Vargas, Gracias D. Gato.