martes, 14 de octubre de 2008

FUERTEVENTURA

Entre finales de Septiembre y primeros de Octubre hemos estado en Fuerteventura, Juani y yo. Hemos contado con información de primera mano de Iván Sarabia, que ya estuvo en la isla en primavera. La lectura del viaje a la isla, en el blog de Paco Chiclana, el blog de Juan Sagardía, y otros.
No es la mejor época para pajarear en la isla, pero el viaje tocaba en este momento. Algunas especies que serían habituales en primavera, aquí también son migrantes, como los vencejos o las tórtolas europeas que nos hemos perdido. Otras, aunque no sean migrantes, deben hacer movimientos dispersivos, porque prácticamente desaparecen. No hemos podido localizar ninguna perdiz moruna, ni ningún camachuelo trompetero. Leyendo el blog de Paco Chiclana en un viaje a finales de octubre del 2006 al camachuelo lo da como común para esa época del año y de las perdices dice que son perseguidas por los cazadores y es difícil dar con ellas.
Sin embargo hemos disfrutado de una climatología más benigna, a pesar de algunos días de viento molesto y alguna precipitación. Volvemos satisfechos por las especies observadas. Personalmente, el paisaje de la isla, a mí, me ha gustado mucho. Sus grandes planicies semidesérticas enmarcadas por montañas






y viejos volcanes tienen muy buenas cualidades fotográficas.
Las excursiones las iniciábamos desde Caleta de Fuste donde nos alojamos, a donde volvíamos a comer y descansar un poco a mediodía, algunos días. Elegimos este lugar porque esta en el centro de la isla y los desplazamientos a las distintas partes de la isla no iban a ser largos. Además el viaje no solo era de pajareo, sino también vacacional y en Caleta de Fuste la oferta turística es buena, el lugar esta poco masificado y es agradable.
Atardeciendo, tomamos un primer contacto con el lugar, donde pudimos ver a las ardillas morunas Atlantoxerus getulus,




garcetas comunes Egretta garzetta, gorriones morunos Passer hispaniolensis, abubilla Upupa epops y muchas tórtolas turcas Streptopelia decaocto,

alguna de ellas rosigrís Streptopelia roseogrisea. Sobre el mar y el puerto charranes patinegros Thalasseus sandvicensis y gaviotas patiamarillas Larus michahellis.
El siguiente día nos quedamos en la playa, pero afortunadamente me llevé el armamento. Al poco rato un zarapito trinador Numenius phaeopus
en el borde de la playa me llamaba. Cogí prismáticos y cámara y fui tras él. Antes de volver a la hamaca, los gritos de los charranes posados en unas rocas me incitaban.
¡A por ellos!.
Mientras me acercaba, veía a los vuelvepiedras Arenaria interpres en su labor, a los que me acercaba mucho a veces. Mas adelante un archibebe oscuroTringa erythropus, un grupito de chorlitejos grandes Charadrius hiaticula acompañados de chorlitejos patinegros Charadrius alexandrinus, chorlito gris Pluvialis squatarola,

correlimos comunes Calidris alpina, correlimos zarapitin Calidris ferruginea, otro zarapito trinador, y otro grupo de correlimos tridáctilos Calidris alba.

Entre tanto he llegado hasta los charranes patinegros,

donde un joven continua chillando pidiendo comida al resto, que no le hacen caso.
Se me ha pasado la mañana, no he estado en la playa pero si me he quemado todo los hombros y me vuelvo por el mismo camino hasta la playa donde se ha quedado Juani. La tarde la dedicamos al alquiler del coche y otras tiendas.
Al siguiente día ya con el coche, nos dirigimos al Cercado de El Jarde. Hoy que hacemos nuestra primera salida el tiempo ha cambiado, hace mucho viento y hay bastantes nubes. Llegamos al Cercado de El Jarde, rodeamos parte del muro y entramos dentro.


No vimos nada, nada de nada.
Increible, ni un bicho. Será por el viento que todos se han escondido?
De las mismas nos fuimos hasta la Rosa del Taro. Otra decepción. No hay ni gota de agua. Las cañas de los carrizos se balancean al ritmo que les marca el viento y solo un papamoscas cerrojillo Ficedula hypoleuca pone una nota vital dentro del vaso de la laguna. Fuera vemos una abubilla, una curruca tomillera Sylvia conspicillata que salta de un arbusto a otro y
¡Eureka!..............,
una tarabilla canaria Saxicola dacotiae, que se agarra como puede a las ramas de un arbusto para que no se la lleve el viento.
Nos vamos hasta el embalse de Los Molinos

Estando en un barranco quizás haya menos viento.
Nada mas bajar del coche, 2 tarros canelos Tadorna ferruginea en la base de la presa, bieeém.
Revisando las orillas del pantano, vamos viendo varios chorlitejos chicos Charadrius dubius, andarrios chico Actitis hypoleucos5 andarrios grandes Tringa ochropus, 3 correlimos menudos Calidris minuta, 2 correlimos comunes, 5 combatientes Philomachus pugnax, 1 archibebe claro Tringa nebularia, 42 tarros canelos,




2 limícolos que nadan en el agua haciendo giros mientras pican el agua y otro con el pecho oscuro, dudoso.
Pero están lejos y hay que acercarse para identificarlos.
Continuamos por la pista para acercarnos hasta el observatorio, desde allí les observaremos mejor.
Justo cuando llegamos al observatorio comienza a llover. Si, llover en Fuerteventura. Corremos hacia él y nos encontramos la puerta cerrada,
Mecagüennn.........
y como llueve.
Tratamos de protegernos buscando la pared contraria al viento y vemos que tiene una ventana abierta.Nos tenían que haber sacado una foto mientras nos introducíamos en su interior. Que poses.
Una vez dentro y a salvo de la lluvia pudimos comprobar que los limícolos que queríamos ver, habían desaparecido, el resto se había alejado y los tarros canelos volaban a posarse en una ladera cercana. No es de extrañar con la movida que montamos para entrar.
Después de comer, nos vamos hasta Corralero por la costa este, librándonos así del viento noroeste. Visitamos las dunas de Corralejo,


donde solo vemos algunas currucas tomilleras. Desde Corralero vemos gaviotas patiamarillas y pardelas cenicientas. De Corralero a Cotillo a través de una pista vamos viendo mas gaviotas y pardelas cenicientas Calonectris diomedea en el mar embravecido por el viento y en las pequeñas playas, grupos de correlimos tridáctilos.

Al día siguiente temprano, con buen tiempo y algo de viento, nos dirigimos al faro de La Entallada. A lo lejos vemos dos alimoches Neophron percnopterus, y junto a nosotros dos bisbitas camineros Anthus berthelotii.

Al poco aparece una tarabilla canaria que se deja ver bien.

Juani descubre a dos falcónidos en una ladera cercana, pero se trata de dos cernícalos Falco tinnunculus.
Vemos los posaderos que suponemos del halcón tagarote, pero este no aparece y nos vamos.
En una rápida visita a Las Playitas vemos una garceta común y una jauría de gorriones morunos

formando una gran escandalera.
Nos vamos hasta Jandía y a través de una pista hasta el Puerto de la Cruz. Antes hemos subido hasta el alto que lleva a Cofete. Allí nos reciben vientos huracanados. La niebla que cubre todas las montañas
nos pasa a escasos metros de nuestras cabezas. Volvemos a bajar para llegar al Puerto de la Cruz, a la hora de comer.
En un bar que nos había recomendado Iván, creo que se llamaba El Caletón, nos comimos un enorme pescado al que le llaman bocanegra, al aire libre, pero a cubierto del sol y del viento. Nos quedamos con su cara para identificarle en casa, pero no hizo falta, en un poster que tenían en el bar pudimos ver que se trataba de un Pagrus pagrus. Allí también había una cola de raya de mas de un metro de longitud.
Cuento todo esto porque es lo mejor que vimos hasta ahora.
Bueno, si había algunos gorriones morunos reclamando sus miguitas y un papamoscas gris Muscicapa striata librándonos de las pesadas moscas.
Con el animo alto nos fuimos a buscar corredores a los campos esteparios cercanos.
El viento seguía pero había sol. Hacia el norte de la isla estaba negro, negro.

No encontramos ningún corredor, pero si un alcaudón meridional Lanius meridionalis,

un grupo de mas de 50 gaviotas patiamarillas

posadas, y entre ellas una gaviota sombría Larus fuscus adulta. En el faro un colirrojo tizón Phoenicurus ochruros y varios chorlitejos grandes en vuelo. Un cernícalo cansado de pelearse con el viento posado en el suelo al que pudimos fotografiar desde el coche.


De regreso paramos en Morro Jable. Estaba lloviendo un poco, pero había caído un buen chaparrón. Un grupo de cotorras argentinas

Myiopsitta monachus se alimentaba en un jardín, cerca descubrí en una palmera otra cotorra de kramer Psittacula krameri y cuando estaba fotografiándola me paso por encima un ibis sagrado Threskiornis aethiopicus, al que perdí en un pequeño bosque de un parque. Si, un parque zoológico que hay en Morro Jable, donde vi también flamencos, cotáis, patos mandarines, etc. desde fuera.
Nos marchamos hasta el jable que bordea la carretera que conduce a la población La Pared. De nuevo el viento nos impide observaciones, pero tenemos la suerte de ver a un águila pescadora Pandion haliaetus que enfrentada al viento se desplaza lentamente.
Al siguiente día el viento ha amainado un poco, el cielo esta más despejado. Vamos en dirección a Betancuría. Primero visitamos el Monte Veloso, antes en sus laderas hemos visto unos conejos y en la carretera nos cruzan algunos pajarillos. Vemos pardillos Carduelis cannabina, bisbitas camineros

y alguna terrera marismeña Calandrella rufescens . Mas lejos vemos cuervos Corvus corax. Nos dirigimos a la Vega del Rio Palmas y a la presa de Las Peñitas,

a la que encontramos completamente seca y colmatada de barro. Sobre el vemos a tres conejos corretear. En las inmediaciones vemos volar a un busardo ratonero Buteo buteo molestado por tres cuervos. Un alcaudón meridional nos permite fotografiarlo.

También vimos en los muros ardillas morunas Atlantoxerus getulus, que luego vimos mas en un mirador cercano, acostumbradas a coger alimento de los turistas.

Allí mismo los cuervos hacen su agosto recogiendo los cacahuetes que no se llevan las ardillas.


Vemos currucas tomilleras y cabecinegras Sylvia melanocephala, mosquitero musical Phylloscopus trochilus, bisbita caminero, herrerillo canario Parus teneriffae, papamoscas cerrojillo y gris.
De vuelta al hotel para comer vemos dos alimoches en Tiscamanita y paramos otra vez en el Cercado de El Jarde que nos pillaba de paso.
El viento ha parado y empezamos a ver todo lo que hasta ahora se nos había negado por el viento. En los muros mientras nos acercabamos veíamos las abundantes ardillas morunas y antes de llegar a la finca,
“para, que son los pajaritos que estas buscando” Me dice Juani
Miro hacia atrás y allí están
Son corredores saharianos Cursorius cursor.
Solo el movimiento los delata sobre unas fincas terrosas.
Son dos.


No, hay otro, son tres.
Y allí otros dos. Cinco en total
Se han hecho de rogar, pero por fin han aparecido.
Por la tarde visitamos la Rosa de Catalina García, tiene agua y bastantes bichos sobre ella. Vemos 5 tarros canelos, cigüeñuela común Himantopus himantopus, 2 agachadizas comunes Gallinago gallinago que inmediatamente siguieron su ruta migratoria,

2 espátulas jóvenes Platalea leucorodia , combatientes, archibebe claro y archibebe común Tringa totanus, avión zapador Riparia riparia y golondrina común Hirundo rustica, chorlitejo patinegro, correlimos comunes y menudos Calidris minuta, focha común Fulica atra y gallineta común Gallinula chloropus y 3 garcetas comunes.
Ya de vuelta en Tiscamanita cogemos una pista para acercarnos al malpaís chico.

 
Allí encontramos el dormidero de los alimoches donde vemos más de una docena juntos. Es curioso que no los veamos por la isla cuando luego hay tantos juntos para dormir.
Al siguiente día dirigimos nuestros pasos a las llanuras de Tindaya. El viento a amainado y hace calor. A poco de entrar en una pista, de nuevo Juani
Para para, que está ahí.
Yo me desgañito los ojos tratando de descubrir algo, pero no veo nada. Y es que estoy mirando hacia el horizonte, cuando Juani me dice
¡Pero si esta ahí¡
A menos de diez metros del coche tenemos una hubara
Chlamydotis undulata que camina paralela al coche. La afotamos durante un buen rato desde el coche. A la izquierda y más lejos vemos el caminar de otra. Seguimos la pista cuando una bandada de aves nos llama la atención. Una vez parados vemos que se trata de gangas ortegas Pterocles orientalis que se posan cerca. Recorremos otras pistas pero ya solo vemos terreras marismeñas.
Nos vamos a La Oliva a comer, en las cercanías vemos pardillos, terrera marismeñas, cernícalos y un busardo ratonero. Después de comer nos acercamos a la Rosa de Los Negrines. Solo en los alrededores de la granja vemos algo de vida, gorriones morunos, tórtolas turcas, una abubilla, jilgueros y pardillos. Al atardecer y después de prospectar toda la zona, en el último intento, cuando ya nos marchábamos vemos otra Hubara
que se dirige hacia las zonas más húmedas de la Rosa, buscando la protección de un barranco.
Hemos recorrido casi todos los lugares más importantes de la isla para las aves, así que el siguiente día lo dedicamos a revisar zonas visitadas. Como el cercado de El Jarde nos pilla cerca empezamos por él. Cuando entramos vemos los muros de piedra con muchas ardillas morunas, nos cruzan bandos de pardillos y antes de llegar al cercado, de nuevo la agradable visión de los corredores saharianos en el mismo lugar donde los vimos anteriormente. Hay dos, a los que vemos volar, viendo su diseño alar y oyendo su reclamo. No se van lejos, y los seguimos contemplando en una finca cerrada, usada para algún cultivo, pero ahora de tierra suelta. Seguimos hasta el cercado, recorremos el muro y entramos dentro. Hoy vemos muchas terreras marismeñas, una abubilla, un alcaudón meridional, bisbitas camineros, y otro Bimbo, un perenquén Tarentola delalandii

que se nos estaba resistiendo hasta en las otras islas. Una vez conocido su hábitat encontramos otros con facilidad.
Como no vemos otras aves grandes, nos vamos hasta el embalse de Los Molinos. Encontramos ciento tres tarros canelos, una focha, combatientes, chorlitejos chicos, correlimos menudos y comunes, un archibebe claro y en las laderas terreras marismeñas. Cuando volvíamos hacia Caleta, en la gran planicie que separa Triquivijate de de esta población costera un grupo de cinto grandes aves nos cruza delante del coche para posarse a unos veinte metros de la carretera. Paramos rápidamente en el arcén, para descubrir cerca, el cómico correteo de otros cinco corredores saharianos.
Después de comer y ya mas en plan turístico visitamos las salinas de El Carmen,

donde aun vimos chorlitos grises, correlimos común y zarapitín, zarapito trinador, archibebe común, charrán patinegro y gaviotas patiamarillas.
Hemos visto cincuenta y siete especies de aves con unos cuantos BIMBOS, entre ellos nuestras especies estrella para la isla, tres hubaras, doce corredores saharianos y unas cuantas tarabillas canarias, en una isla que nos ha gustado por su paisaje semidesértico muy bien conservado, muy diferente al resto las otras islas.







1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen reportaje, os lo debiste pasar de vicio, es una de las islas que tengo en vista, ya se a quien acudir cuando vaya por alla. Siento tardar tanto en hacer un comentario pero en este correo casi no entro. Un saludete. Bego Mallo (beadalberti@yahoo.es)

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