VIAJE A GALICIA (4ª parte): CARBALLO Y A CORUÑA

El 7 de diciembre, lo teníamos reservado para visitar otra zona emblemática: el Complejo de Humedales de Baldaio.

Gaviota reidora (Larus ridibundus)

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En esta ocasión, tenemos que agradecer la extraordinaria información que nos facilitó el amigo Xabier Varela, tanto a través de internet, como a través del móvil, pues estuvo en todo momento a nuestra disposición para resolvernos las dudas que nos asaltaban en nuestras rutas. Por supuesto, si visitáis Galicia, su blog (Observaciones en el Noroeste de la provincia de A Coruña) debe tomarse como punto de información importante para planear la visita a Baldaio y alrededores.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis)

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Nuestro primer objetivo era intentar ver a un recién llegado al norte de A Coruña, el Pico de coral (Estrilda astrild). Especie invasora que se está extendiendo de forma imparable por todo el oeste de la Península Ibérica. Las indicaciones de Xabier fueron tan precisas, que apenas nos llevó una hora detectar los primeros ejemplares en el Humedal de Sisalde, Arteixo. La observación fue realmente de lujo, pues una pareja de estos pequeños pajarillos salió del carrizal para posarse durante unos minutos en unas zarzas, en un posadero totalmente expuesto.

Pico coral (Estrilda astrild)

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En los alrededores del humedal se movían numerosos fringílidos: Pardillos (Carduelis cannabina), Jilgueros (Carduelis carduelis), Verderones (Carduelis chloris) y Pinzones (Fringilla coelebs), así como algunos Escribanos palustres (Emberiza schoeniclus). Y con tanto pajarillo, por el lugar no podía faltar la pareja de Halcones peregrinos (Falco peregrinus) atentos a sus movimientos.

Tarabilla común (Saxicola torquata)

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Luego nos dirigimos hacía Baldaio, donde habíamos quedado con nuestro buen amigo Joserra Martín, que andaba pajareando con la familia por Galicia. El lugar no defraudo, pero el fuerte viento que azotaba la zona, y también nuestras caras con la arena que levantaba, lo hizo un poco desapacible.

Andarríos chico (Actitis hypoleucos)

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Nada más llegar allí donde nos había indicado Xabier, se encontraba el famoso Zarapito trinador americano (Numenius phaeopus hudsonicus), que además para más facilidad de identificación se encontraba con un Zarapito trinador común (Numenius phaeopus phaeopus). Las diferencias son bastante apreciables: diferente barreado en el pecho y flancos, cejas mucho más marcadas, que como nos decía Xabier: “es como un Carricerín cejudo, pero con pico de zarapito”.

Zarapitos trinadores (Numenius phaeopus). A la izquierda ssp. hudsonicus

Zarapito trinador (Numenius phaeopus hudsonicus)

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También aquí pudimos observar a gran distancia la Barnacla carinegra canadiense (Branta bernicla hrotta) que descansaba junto a un grupo de Azulones (Anas platyrhynchos). Y como cita sorprendente, la de 2 Chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) que se alimentaban en las dunas del humedal. Aunque en Cantabria también se pueden llegar a ver a nivel del mar, donde incluso alguna pareja se anima a criar, no es lo habitual.
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Entre las gaviotas, observamos una patiamarilla adulta con anilla verde (ZLP3), procedente de las Islas Sisargas, Malpica. Y lo que para mí fue una grata sorpresa, una patiamarilla de 2º invierno con anilla naranja (3BF.P), procedente de Punta Lucero, Zierbena, Vizcaya, una de las que considero mías, con permiso de mi amigo Jon Hidalgo.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) de 2º invierno

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Tras despedirnos de Joserra y su familia, nos dirigimos al Embalse de Cecebre. Nos costó dar con el sitio exacto que nos había comentado Xabier, pero como siempre con una llamada lo solucionamos.

Garceta grande (Egretta alba). Foto Juan Carlos Andrés

Ya era bastante tarde y las aves empezaban a llegar a los dormideros. Había decenas de Cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), un Águila pescadora (Pandion haliaetus) y una Garceta grande (Ardea alba), como lo más destacable.