He leido en una guía " Fuerteventura es, sin duda, la isla más salvaje y virgen de Canarias, una riqueza - hoy en día - mucho mayor que todos los monumentos que el hombre inventa para atraer a los turistas ".
Tindaya sigue siendo ese lugar mágico para disfrutar de la naturaleza; paisaje y fauna se reunen para disfrute de todo aquel que quiera verlo.
La luz en Fuerteventura me encantaba, veía mis manos de otro color; y la unión del cielo nubes y tierra no dejaba de sorprenderme.
Uno de los objetivos del vieje era el corredor sahariano y tuvimos suerte. El primer día nada más llegar a Tindaya ( en la zona buena ), Nerea vio desde el coche unos pájaros corriendo junto a su ventana del coche. Un grupo familiar de dos adultos y dos jóvenes nos mirsban desde muy cerca. Mientras paraba y preparaba el equipo se fueron elejando, pero un objetivo estab cumplido.
Al día siguiente lo intenté con más tranquilidad, y los encontré en mismo sitio. Demasiado cerca para hacer digis desde el coche. Cuando se encontraban a buena distancia ( y los pude encuadrar ) les hice unas fotos. Todo contento miré la cámara y horror !! la tenía preparada para fotos en vuelo, no para digis, y salieron muy calras y sin definicón. Entonces me acorde de Tomas, que siempre me dice que mire las fotos para corregirlas si es necesario. Una pena de fotos, pero disfrutar, disfruté a tope.
Otro de los objetivos era el camachuelo trompetero, y este apareció justo al salir del pueblo, en un muro de piedras.
A las terrema marismeñas les costó aparecer, pero luego se les veía en gran número, se movían en bandos por la zona y nunca se acercaban mucho.
Pero el rey indiscutible de Tindaya era el alcaudón canario. Siempre que se movío algo, el alcaudón andaba cerca.
El cernícalo vulgar era la rapaz más frecuente y se se le podía ver por toda la isla. Se han descrito cuatro subespecies para la Macaronesia, siendo la F. t. dacotiae residente en la Canaias Orientales.
Tras atravesar los llanos de Tindaya buscando sus aves esteparias llegamos a los acantilados. Un paisaje muy distinto al que estamos acostumbrados en el norte, y de una gran belleza.
Desde los acantilados era obligatorio mirar al mar y justo enfrente, una balsa de pardelas cenicienta descansando.
Ya de vuelta vimos grupos de Ortegas en vuelo, pero la hubara se hacia de rogar y no quería aparecer. Llegando al pueblo y recogiendo el equipo, un movimiento cercano llamó nuestra atención. Un grupo familiar de ortegas se movían cerca del camino. Con poco luz y mucho viento hize lo que pude.
Tenía vistas todas las especies que quería menos la más grande, la hubara, a la que le costó aparecer, pero cuando apareció pareció sugir de la nada para darlo todo. Pero esa será mi última entrega de este viaje a Fuerteventura.
3 comentarios:
Bien Juankar
Veo que la informacion que te envie, la has sacado buen provecho.
Comparto contigo, la isla mas fascinante de todas las Canarias. Esa luz, esos paisajes deserticos inmaculados. Que buenos recuerdos.
Hay que volver.
que fotazos las del alcaudon.Y eso que no tienes la 7D ni el trabuco.
Cuando los tengas...
El año que viene Costa Rica y Fuerteventura. Ya me pasareis los tracks o lo que sea-
SAludos
Realmente Fuerteventura es el paraiso en la tierra, os dejo unas maravillosas imágenes de la isla
http://fuerteventuraenimagenes.com/
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