Después de leer la crónica de Jacinto, a mi se me hace muy duro competir con su pluma (hablo de su facilidad en la escritura… que luego se mal interpreta todo). Pero toca contar el periplo de los urogallos y allá va.
El grupo de los urogallos avispados lo formamos Juanma, Jose Mari y Tomás
Nuestro itinerario que sería completamente andando, lo habían planeado Juanma y José Mari, que son dos “Pofesionales” de esto de las Maratones pajarológicos.
Salimos del Palacio de Manzanedo hacia el puerto y entre calles ya vemos las primeras aves urbanas, anotamos también la paloma domestica por si colaba, pero no ¡¡¡ lástima!!! Sabemos de buena tinta que nos la borraron.
Passer domesticus con aspiraciones marineras
En el puerto, algunas gaviotas y los dos cormoranes,
Sería poco después, cuando al llegar enfrente del observatorio de La Arenilla, mientras buscábamos una agachadiza chica, que José Mari había visto un día anterior, nos topamos con una de las observaciones más interesantes del día, entre otras limicolas vimos tres Correlimos oscuros. José Mari al verlos, lo tuvo claro, yo en cambio tuve que acudir a la guía para certificarlo.
Un numeroso grupo de espátulas estaba descansando en la Isla de La Arenilla.
Tras ver algunas aves en el puerto y recorriendo el paseo marítimo nos subimos hacia el Fuerte de San Martín, unas pocas escaleras y una pequeña rampa que se convirtieron en el único tramo con fuerte pendiente del recorrido.
De aquí siguiendo un camino dirección al Fuerte del Mazo (o de Napoleón) caminamos por las faldas del Monte Buciero pobladas por un extenso y frondoso encinar cantábrico. Este encinar relicto o costero del Buciero se configura como el de mayor valor, importancia y extensión de toda la cornisa Cantábrica, y fue aquí donde los pequeños pajarillos nos hicieron aumentar el número de aves observadas. Chochín .Troglodytes troglodytes
Por mi parte quedan pendientes nuevos recorridos por este singular espacio, ya que hasta ese día no lo había pisado.
Pasamos por encima del penal del Dueso y nos llegamos hasta la Batería de la Cueva, allí nos encontramos con otros participantes en el maratón. Por no sacar el telescopio, usamos los suyos, y fueron pocas las aves marinas que vimos, algún alcatraz a lo lejos, un par de bandadas de cercetas y silbones.
Como poco más creíamos que íbamos a ver, rodeamos el penal y nos dirigimos hacia la Marisma de Bengoa. Allí pasamos cerca de unos carrizos en los que había buitrones encaramados y vimos algunas acuáticas en las cubetas de Solija, de los Tarays y del Dueso.
Y de repente empezamos a escuchar algo como carricerines, también pechiazul, mosqueados nos acercamos y era que se habían colocado redes japonesas para anillamiento de aves, y grabaciones de aves para atraerlos, unas risas con la tontería y llegamos al observatorio de Bengoa
Aprovechamos que la organización del festival de aves de Cantabria había instalado para el público telescopios, y algunos aficionados a las aves habían llevado los suyos, para otear el horizonte en búsqueda de limícolas y entre ellos también vemos un martín pescador que protagonizó un par de zambullidas, poco más adelante disfrutamos de unos correlimos zarapitines desde muy muy cerca.
Correlimos zarapitín Calidris ferruginea
Regresamos hasta el pueblo pues aunque teníamos las viandas, hacía falta pan y en la panadería, tuvimos que colarnos, ya que un grupo de jubiletas estaba haciéndose con kilos de pastas, y de esperar nuestro turno nos hubieran dado las seis allí mismo.
¡¡¡Que bien entró el bocata de jamón enfrente del puente de Santoña!!!!!, aunque esto nos daría un reseco y necesidad de agua el resto de la jornada,
Suena el teléfono y es Juanma, que ya se ha despertado después de currar toda la noche y está ya listo para unirse a nosotros en el observatorio de La Arenilla. Se suma a nosotros y carga con su telescopio, se le pone al día de las aves que llevamos y seguimos hacia delante bordeando la ría de Argoños, a través del Gromo.
Con la llegada de Juanma se afinan los oídos y vamos completando la lista de pequeñas avecillas que hasta ese momento no habiamos visto. Recorrimos la zona de campiña de Los Fachos y La Lastra, observando la desagradable sorpresa de que una zona de arbolado estaba siendo talada. Con algún despiste que nos hizo dar alguna que otra vuelta, llegamos a Escalante.
Bordeando Montehano, en la cantera nos encontramos con Pacheco y con Cristina ,a los que agradecimos unos tragos de agua, ellos nos contaron lo que sabían de otros grupos del maratón. Observando el pólder y la Marisma de Escalante, un personaje nos dio la nota, armado con su gaita, si "armado", ya que su gaita bien podría considerarse un arma de molestia masiva, sonaba fatal y desafinada todo lo inimaginable, consiguiendo que cualquier bicho que hubiera deseado acercarse a esa parte de la marisma hubiera huido como alma que llevara el diablo. Allí Juanma localizó un Alca que ascendía por el canal, alegres por la visión inesperada de este ave, ya que ni siquiera había llegado el otoño, proseguimos nuestro camino hacía Gandarias, donde pocas aves nuevas vimos, Allí mismo pudimos disfrutar de una bandada de espátulas que nos sobrevoló en perfecta formación.
Al cruzar de nuevo el puente un percance, Juanma siente un tirón en el brazo, …..se le ha enganchado un anzuelo en el brazo,…… algún capullo de pescador había perdido el aparejo en lo alto del puente y no había hecho nada por quitarlo de allí, primero intenta quitárselo él mismo, mientras le sujeto el anzuelo con los ojos cerrados para no mirar. Al no poder auto-extraérselo; con una navaja le realizamos una operación a antebrazo abierto sin anestesia, y conseguimos quitárselo, eso si, quedó claro que Juanma es un sin sangre ya que ni en el pinchazo ni en la extracción del anzuelo derramó una gota de sangre.
En el canal de Hano se acaban nuestras opciones de anotar más aves, y lo aprovechamos, como pudimos. Unos pajarólogos que allí estaban nos dijeron que había una pescadora, y la vimos encima de un tocón, muy a ras de agua. Por último un charrancito que entre José Mari y Juanma localizaron, fue la última especie que anotamos, se nos acababa el tiempo para entregar la lista de aves. Y hacia el palacio de Manzanedo acudimos, donde nos encontramos con los Zarapitos osculados.
Sabíamos que el primer premio era un recorrido en barca por la marisma de Santoña, por lo que ya planeábamos antes del veredicto que si uno de los dos grupos ganaba, habría que hacer lo posible para ir todos juntos en la salida en barca. Al final y mejor que si lo hubiéramos preparado, el resultado como ya sabeis quienes habeis leido la narración de Jacinto, fue empate en la cumbre, y miel sobre hojuelas. Ahora queda ver cuando hacemos esa salida, pero eso ya será otra historia.
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