2ª Parte Día 20 de Junio
Esta mañana ha amanecido de nuevo un día fresco, pero con un sol radiante. Queremos visitar las riberas del río Tweed entre Kelso y Coldstream. Paramos en un bosquete cercano a la orilla, donde se domina una buena parte del río, pero solo apreciamos unas hembras de azulón con sus polladas. Luego mas detenidamente encontramos Cormorán grande Phalacrocorax Carbo, Cisnes vulgares Cygnus olor. Dentro del bosquete nos llama la atención el reclamo de Pico picapinos Dendrocopos major, que se encuentra a medio tronco de un rectilíneo roble. En otro descubrimos el ascenso de un agateador, es muy blanco por la parte inferior, y como estamos en Escocia, sin duda se trata de un Agateador norteño Certhia familiaris. También se ven moverse otros paridos y algún Pinzón vulgar Fringilla coelebs, cuyo sonido nos parece que difiere algo de los nuestros.
En los alrededores vemos Busardo ratonero Buteo buteo,
Faisán vulgar Phasianus colchicus, Ostrero euroasiatico Haematopus ostralagus, Herrerillo común Parus caeruleus, Andarríos chico Actitis hypoleucos, Mosquitero común Phylloscopus collybita, Jilguero Carduelis carduelis, Zarcero común Hyppolais polyglotta y Chochín Troglodytes troglodytes.
Como a medio día tenemos la excursión a Bass Rock, nos vamos en dirección a Dunbar, desde donde sale el barco que nos llevara al islote.
En el camino, en las cercanías de Catón y desde el coche vemos Perdiz roja Alectoris rufa y Avefría europea Vanellus vanellus.
Ya en Dunbar, en el mismo puerto, en una de las paredes que forman la bocana de salida al mar, hay una colonia de Gaviota tridáctila Rissa tridáctila que convive con las actividades pesqueras del puerto.
Mientras esperamos a la hora de salida, nos divertimos afotando a las gaviotas en sus nidos. Tan accesibles están, que nos tenemos que retirar de la pared, pues la ampliación del teles no nos permite fotos a tan corta distancia, si las queremos sacar de cuerpo entero.
En el puerto también hay Gaviota argéntea Larus argentatus, Gaviota sombría Larus fuscus.
Llega la hora de embarcar, al muelle se acerca una embarcación de pesca, pequeña, igual que la de las islas Farne. Una embarcación de menos de 10m, con una garita en proa para protección de los instrumentos de navegación y a uno o dos tripulantes.
Llega la hora de embarcar, al muelle se acerca una embarcación de pesca, pequeña, igual que la de las islas Farne. Una embarcación de menos de 10m, con una garita en proa para protección de los instrumentos de navegación y a uno o dos tripulantes.
El resto es abierto. Como es una embarcación dedicada a la pesca, no tiene asientos y nos sentamos sobre la tapa de la bodega. Ya nos esperamos lo que sucederá a mar abierto. Nos ponemos capas y anoraks, y el equipo dentro de bolsas grandes de plástico. Ya hemos espabilado. Esta vez somos menos, unos quince, que nos agrupamos y apretamos hacia la parte de la cabina. A poco de salir, ya estamos disfrutando de las rociadas de agua marina que levanta la embarcación y el viento se encarga de distribuir sobre nosotros.
El viaje se hace largo desde Dunbar, encogidos y mojados, pero de reojo ya disfrutamos de la presencia de Alcatraces Sula bassana, Araos comunes Uria aalge y Alcas Alca torda sobre el mar. La cada vez mayor abundancia de estos, nos indica la cercanía de Bass Rock. Antes de llegar, pasamos cerca de una colonia de Focas grises Halichoerus grypus, que indiferentes a nosotros ni se inmutan. Tampoco nosotros les hacemos mucho caso, aunque se ha aminorado la marcha, el barquito se bambolea mucho y el agua sigue mojándonos.
Llegamos a Bass Rock. Sobre nosotros se alzan unos paredones verticales, que forman una pequeña ensenada donde desembarcaremos.
El viaje se hace largo desde Dunbar, encogidos y mojados, pero de reojo ya disfrutamos de la presencia de Alcatraces Sula bassana, Araos comunes Uria aalge y Alcas Alca torda sobre el mar. La cada vez mayor abundancia de estos, nos indica la cercanía de Bass Rock. Antes de llegar, pasamos cerca de una colonia de Focas grises Halichoerus grypus, que indiferentes a nosotros ni se inmutan. Tampoco nosotros les hacemos mucho caso, aunque se ha aminorado la marcha, el barquito se bambolea mucho y el agua sigue mojándonos.
Llegamos a Bass Rock. Sobre nosotros se alzan unos paredones verticales, que forman una pequeña ensenada donde desembarcaremos.
El desembarco no puede ser más cutre, lo hacemos a través de una escalera de mano. Pero todo esto se te olvida, en cuanto levantas la vista. La pared vertical está ocupada por los Araos comunes Uria aalge en su mayoría, Alcas Alca torda, Cormoranes moñudos Phalacrocorax aristotelis y Gaviotas tridáctilas Rissa tridactyla se reparten el resto del espacio. Envueltos en una algarabía de gritos, adornados por el sonido del mar, subimos los primeros peldaños del islote. El cielo de un azul profundo está cuajado de perlas blancas.
Una nube de alcatraces se mueve en un aparente caos, en direcciones infinitas, unos llegan, otros parten hacia el mar, mientras otros, simplemente flotan sobre la brisa. Ascendemos hacia un faro a través de unas antiguas construcciones en ruinas.
Este es el lugar preferido por las Gaviotas argénteas Larus argentatus.
Crían en el camino o en las inmediaciones y nuestra presencia les irrita. Además de que suponemos un peligro para sus pequeños pollos nidífugos o los huevos aún sin eclosionar.
El cabreo pronto se hace notar. A los chillidos desafiantes pronto le siguen los vuelos en picado a nuestras testas, que tenemos que contener sosteniendo sobre nuestras cabezas, unos tallos secos de unas plantas que vegetan allí mismo.
Pasada la zona de las gaviotas, llegamos a una pequeña explanada, de donde no podremos pasar. Y aquí, el espectáculo es magnífico. Mires a donde mires, todo el oscuro y terroso terreno está cubierto de manchas blancas.
Pasada la zona de las gaviotas, llegamos a una pequeña explanada, de donde no podremos pasar. Y aquí, el espectáculo es magnífico. Mires a donde mires, todo el oscuro y terroso terreno está cubierto de manchas blancas.
Son los Alcatraces atlánticos Sula bassana. Una de las mayores colonias de cría de esta especie. Aquí se concentran innumerables parejas, cuyo único territorio es el alcance de sus picos. A veces esta cercanía lleva a tremendos combates, donde los contendientes se aferran de ambos picos. Y seguro que se aprietan, a juzgar por lo que les cuesta soltarse, a base de tirones y escaramuzas. El cielo está plagado de aves que salen, entran, o intentan un aterrizaje sobre algún mínimo espacio libre, pero que no se libraran de un abucheo de las aves cercanas.
No se puede pasar de aquí, porque hasta el camino esta lleno de aves anidando. Si lo intentásemos, además de molestarles o de hacer peligrar sus nidadas, no nos libraríamos de unos tremendos picotazos.
Tres horas sobre la isla dan para sacar muchas fotos. Muchas. Pero no te cansas de sacarlas.
Posados o en vuelo. En vuelo coronado o cernido. Ascendiendo sobre las corrientes o bajando hacia en mar. Las posibilidades son infinitas y los modelos también. Incluso sobre la isla, pudimos ver las evoluciones de un Halcón peregrino Falco peregrinus. Solo falta la pericia del fotógrafo.
Menos abundantes, también vimos en la isla Gavión atlántico Larus marinus, Paloma bravía Columba livia, Bisbita costero Anthus petrosus, Frailecillo Fratercula arctica y Gaviota sombría Larus fuscus.
Pero todo se acaba, y de nuevo nos embarcamos. Ahora el barco va ha hacer un descarte de pescado para que se acerquen las aves.
Estas que ya saben de que va la cosa, ya están esperando por los alrededores. Cuando ya estamos en el mar de vuelta al puerto de Dunbar, el patrón comienza a echar trozos de pescado. No ha caído un trozo sobre el agua y ya tenemos sobre el barco mas de 50 Gaviotas argenteas Larus argentatus, Gaviones Larus marinus, Alcatraces Sula bassana y algún Fulmar boreal Fulmarus glacialis. La disputa por cada trozo es tremenda. Golpes, picotazos y graznidos por un trozo de pescado. Por un trozo de supervivencia. Echamos en falta la presencia de pardelas y Gaviotas tridáctilas Rissa tridactyla, que tal vez estarían en inferioridad en la disputa, junto a grandes aves como las descritas.
Llegamos a Dunbar, y al entrar por la cerrada bocana de su puerto, una Foca gris Halichoerus grypus de respetable tamaño surge de debajo de nuestra frágil embarcación, y ahora nos acompaña muy cerca de nuestra borda. Esta pidiendo su ración de pescado, acostumbrada día a día. Y el patrón accede a su capricho echándole por la borda restos de algún pescado.
Desembarcamos y de nuevo nos damos cuenta que de nuevo estamos calados de agua, tanto nosotros como el material, al que debemos limpiar con agua dulce, para quitarle toda la sal que lo impregna.
Son las 18:30 de la tarde, y aunque quedan horas de luz, ( en esta latitud, ahora, los días son muy largos), tenemos tres horas y media de camino por delante antes de llegar a nuestro nuevo destino en las cercanías del Loch Ness.
En el camino y después de pasar la población de Pitlochry, vemos abundantes Ciervos Cervus elaphus en los alrededores, en un paisaje de colinas cubiertas de brezo. También desde el coche y cuando pasábamos por Invermoriston, ya anocheciendo, nos cruzo un Cárabo común Strix aluco que fue a posarse en un poste de la orilla de la carretera.
Son las 18:30 de la tarde, y aunque quedan horas de luz, ( en esta latitud, ahora, los días son muy largos), tenemos tres horas y media de camino por delante antes de llegar a nuestro nuevo destino en las cercanías del Loch Ness.
En el camino y después de pasar la población de Pitlochry, vemos abundantes Ciervos Cervus elaphus en los alrededores, en un paisaje de colinas cubiertas de brezo. También desde el coche y cuando pasábamos por Invermoriston, ya anocheciendo, nos cruzo un Cárabo común Strix aluco que fue a posarse en un poste de la orilla de la carretera.
Continuará...........................
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