Amanece otro día espléndido, sin embargo, hemos visto información de que se avecina un cambio atmosférico para mañana. Como queremos hacer una incursión a la montaña, tiene que ser hoy. Nuestro destino son las montañas Cairngorms.
Son montañas de poca altitud, no superan los 1200m, pero en la latitud en que nos encontramos la vegetación arbórea compuesta por Alisos Alnus glutinosa, Arces reales Acer sicomorus y Robles pedunculados Quercus robur en las zonas bajas y Piceas Picea abies y Pinos silvestres Pinus sylvestris en las altas, no supera los 500m. A partir de esta cota hay prados alpinos en las zonas de valle protegidas, las laderas están cubiertas por una vegetación compuesta por brezos, musgos y líquenes. En laderas y zonas de menos pendiente se forman extensas turberas sobre una base granítica que forma el sustrato inferior, que sobresale muy descompuesto, en forma de pedregales, en las cimas y sus alrededores.
Su ascenso no supone demasiado esfuerzo, no solo por su poca altitud, sino también por la forma alomada de sus cumbres. En la zona hay una estación de esquí alpino, desde donde sale un funicular que llega a la cumbre. El problema es que si subes en el funicular, no puedes salir de su terraza superior, con lo cual las posibilidades de pajareo se reducen mucho.
Tomamos el camino que toma la mayoría, aunque este se aleja de la zona del funicular, (también hay otro camino que sube a la estación, pero es mas pendiente y dificultoso) . Por el camino vemos brezos y brecinas Ericas spp, Calluna vulgaris y gran cantidad de Junco lanudo Eriophorum vaginatum
que dan una nota de color blanco a las laderas. Durante la ascensión el silencio es total, solo nuestra respiración rompe ese silencio. Las únicas aves que vemos y oímos son algunas Bisbitas pratenses Anthus pratensis. En el camino vemos a otros ojeadores, a los que preguntamos por las especies que buscamos. Su respuesta es afirmativa, poco mas arriba las podremos buscar. Un poco mas adelante dos montañeros miran con prismáticos a una ladera paralela a nuestro camino de ascenso. Les preguntamos, y nos indican de la presencia de un Águila pescadora Pandion haliaetus que vuela sobre la cumbre. En la parte alta, la pendiente se suaviza en una falsa meseta. A nuestro entender es el lugar ideal para buscar a la Perdiz nival o Lagópodo alpino Lagopus mutus. Nos desplegamos, para batir mas espacio recorriendo una amplia planicie de brezos, piedras, musgos y líquenes.
La hemos recorrido en toda su amplitud, y nada.
Decidimos seguir ascendiendo a través de un camino lateral, cuando de pronto oímos unos piídos lejanos. Abrimos los oídos y más los ojos, escudriñando cada centímetro de suelo. El suelo es monótono, tanto que la vista se acostumbra a no ver nada. De pronto vemos algo que corretea.
¡ES UN CARAMBOLO!.
Un Chorlito carambolo Charadrius morinellus al que como locos devoramos con la vista, intentamos fotografiarlos, pero pronto levanta el vuelo y se nos va a otra ladera. Creemos saber donde ha aterrizado, pero cuando llegamos allí, no le encontramos. Que lástima. Pero al menos lo hemos visto.
Metidos en mitad de la ladera, decidimos ascender monte a través a pesar de su pendiente. Al poco de nuevo los piídos. Ojo avizor, escudriñamos los alrededores, cuando una silueta se recorta contra el cielo. Otra vez el Chorlito carambolo.
¡ES UN CARAMBOLO!.
Un Chorlito carambolo Charadrius morinellus al que como locos devoramos con la vista, intentamos fotografiarlos, pero pronto levanta el vuelo y se nos va a otra ladera. Creemos saber donde ha aterrizado, pero cuando llegamos allí, no le encontramos. Que lástima. Pero al menos lo hemos visto.
Metidos en mitad de la ladera, decidimos ascender monte a través a pesar de su pendiente. Al poco de nuevo los piídos. Ojo avizor, escudriñamos los alrededores, cuando una silueta se recorta contra el cielo. Otra vez el Chorlito carambolo.
Nos acercamos. No uno, sino dos. Es una pareja y por su conducta su nidada no esta lejos
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Los ojos se nos salen de las órbitas, solo sujetos por las lentes de los prismáticos. Las cámaras de fotos empiezan a calentarse. Las aves en vez de volar y escapar, apeonan como las perdices, pero dejándose aproximar a menos de cinco metros. Hay un momento que están encerradas entre los tres, y aunque mantenemos una distancia prudencial, ellos no se alarman y no dejan de alimentarse picoteando en el suelo.
Les dejamos, no queremos producirles molestias, el objetivo está cumplido, ahora nos dedicaremos a la búsqueda de la nival. Seguimos ascendiendo, y nos encontramos con otra pareja de chorlitos carambolos. Más fotos, y más fotos.
¡Vamos, vamos que hay que buscar a las nivales¡.
Llegamos a lo mas alto de esa cumbre. De nuevo es una planicie que forma la cumbre muy redondeada. Entre los brezos se mueve otra ave. Al principio parece más grande de lo que es en realidad, y nuestro pensamiento, metido ya en chorlitos, nos hace pensar en un chorlito dorado. Pero pronto salimos de dudas, es un Correlimos común Calidris alpina,
Llegamos a lo mas alto de esa cumbre. De nuevo es una planicie que forma la cumbre muy redondeada. Entre los brezos se mueve otra ave. Al principio parece más grande de lo que es en realidad, y nuestro pensamiento, metido ya en chorlitos, nos hace pensar en un chorlito dorado. Pero pronto salimos de dudas, es un Correlimos común Calidris alpina,
en la alta montaña, en un lugar poco habitual a donde estamos acostumbrados a verlos. Cerca se mueve otro. Con nuestras cercanas miradas, solo demuestran indiferencia y no muestran ningún display de que estén criando. Ellos a su bola, manteniéndose a una distancia prudencial y constante pero sin mostrar temor.
Ahora bajamos por la ladera opuesta con poca pendiente, hacia un valle recorrido por un arroyo que se alimenta de las aguas de desagüe de un pequeño lago. Es una ladera herbosa salpicada de brecinas y musgos, con piedras alternadas.
¡Mira, mira, unos polluelos!.
Polluelos nidífugos corretean delante de nosotros. Pronto aparecen los padres, que más que defenderlos, tratan de apartarlos de nosotros.
Ahora bajamos por la ladera opuesta con poca pendiente, hacia un valle recorrido por un arroyo que se alimenta de las aguas de desagüe de un pequeño lago. Es una ladera herbosa salpicada de brecinas y musgos, con piedras alternadas.
¡Mira, mira, unos polluelos!.
Polluelos nidífugos corretean delante de nosotros. Pronto aparecen los padres, que más que defenderlos, tratan de apartarlos de nosotros.
Son, otra vez dos Chorlitos carambolos con cuatro pollitos de dos o tres días de vida. Corren como perdigones, pero no te tumban en el suelo para desaparecer en él, como harían aquellos. A pesar de que su plumaje rayado, los haría invisibles, quietos sobre el suelo. Mas fotos y de nuevo reemprendemos la marcha, pasan las horas y los lagopodos no aparecen. Vamos a probar en otra zona, que vemos pedregosa. Todavía en el camino otro Chorlito carambolo sale cerca de nuestro camino,
éste, mostrando un display ya conocido. Con un ala colgando y piando trata de que le sigamos, sin duda porque tiene su nidada cercana. Como nuestro objetivo ahora es el Lagopodo nival poco caso le hacemos a este, y seguimos nuestro camino.
Nada, no hay nada que hacer.
Nada, no hay nada que hacer.
No vemos ningún Lagópodo alpino Lagopus mutus y sin embargo están, pues encontramos cagarruteros que sin duda pertenecen a ellos.
Desesperanzados intentamos otra ladera pedregosa, surcada a modo de jirones de pequeños y verdes pradillos. De nuevo nos abrimos en abanico. En estas zonas ponemos toda nuestra atención. De pronto y casi sin esperarlo.
¡Mira, mira, mira, otros polluelos corriendo¡.
¡Serán de Chorlito carambolo Charadrius morinellus¡
¡No, que estos son distintos¡.
¿Donde están?, ¡si han desaparecido¡.
Eh, que es eso?
Algo corre medio arrastras por el suelo, en una posición tan extraña que nos cuesta reconocer a un ave. Solo cuando nuestros ojos logran fijarse en eso que repta por el suelo vemos que es una Lagópodo alpino.
¡Mira, mira, mira, otros polluelos corriendo¡.
¡Serán de Chorlito carambolo Charadrius morinellus¡
¡No, que estos son distintos¡.
¿Donde están?, ¡si han desaparecido¡.
Eh, que es eso?
Algo corre medio arrastras por el suelo, en una posición tan extraña que nos cuesta reconocer a un ave. Solo cuando nuestros ojos logran fijarse en eso que repta por el suelo vemos que es una Lagópodo alpino.
La seguimos con la mirada, no echa a volar, sino que aplastada contra el suelo y las alas a medio abrir, parece reptar por él. Sesión de fotos. Nos apartamos de ella, pues no se aleja.
Llama a sus pollos y estos le contestan, pero no los vemos y a ella, hay momentos que tampoco. Es como si se fundiese contra el terreno.
Decidimos marcharnos, pero antes queremos saber donde está. No la vemos, pero más o menos sabemos que estaba cercana a una gran piedra que tenemos localizada. Joserra y yo nos acercamos, mientras Juanma nos dirige desde la distancia. Tendríamos que estar al lado de ella y no la vemos. De pronto la descubro, está a metro y medio de Joserra y a 2 metros de mi. Confía tanto en su plumaje, que solo la delata el leve parpadeo de sus oscuros ojos. La tenemos a un metro de distancia fotografiándola y ni pestañea.
La dejamos que se reúna con sus polluelos, a los que no hemos podido descubrir de nuevo. Retornamos por las mismas laderas que por la mañana, con la esperanza de descubrir algún otro Lagópodo alpino. Vista la aptitud de la anterior, seguro que hemos pasado al lado de otras y no las hemos visto, porque cagarruteros seguimos viendo. Quizás no es buena época para verlas, ahora que están criando.
Durante el siguiente recorrido de vuelta a la estación nival donde tenemos el coche, volvemos a ver a los mismos Chorlitos carambolos con sus polladas de la mañana y unas Collabas grises Oenanthe oenanthe.
Parece que el tiempo va a cambiar pero todavía hay unas cuantas horas de luz que vamos a aprovechar acercándonos al famoso Loch Garthen. Cuando llegamos sopla ya un fuerte viento y las montañas en las que hemos estado, vemos que se cubren de niebla.
Recorremos un itinerario por Abernethy forest, el bosque que bordea al loch, oímos y vemos Pinzones vulgares Fringilla coelebs, Herrerillos capuchinos Parus cristatus, Herrerillos comunes Parus caeruleus, Carboneros comunes Parus major, Reyezuelo sencillo Regulus regulus, Chochín Troglodytes troglodytes, Zorzal charlo Turdus viscivorus, Lúgano Carduelis spinus, Escribano cerillo Emberiza citrinella, Mosquitero musical Phylloscopus trochilus, Ardilla roja Sciurus vulgaris pero ni rastro de lo que buscamos, el piquituerto escocés.
Parece que el tiempo va a cambiar pero todavía hay unas cuantas horas de luz que vamos a aprovechar acercándonos al famoso Loch Garthen. Cuando llegamos sopla ya un fuerte viento y las montañas en las que hemos estado, vemos que se cubren de niebla.
Recorremos un itinerario por Abernethy forest, el bosque que bordea al loch, oímos y vemos Pinzones vulgares Fringilla coelebs, Herrerillos capuchinos Parus cristatus, Herrerillos comunes Parus caeruleus, Carboneros comunes Parus major, Reyezuelo sencillo Regulus regulus, Chochín Troglodytes troglodytes, Zorzal charlo Turdus viscivorus, Lúgano Carduelis spinus, Escribano cerillo Emberiza citrinella, Mosquitero musical Phylloscopus trochilus, Ardilla roja Sciurus vulgaris pero ni rastro de lo que buscamos, el piquituerto escocés.
Sobre el lago vemos varias anátidas, que identificamos como hembras de Porrón osculado Bucephala clangula. En sus orillas también vemos las cajas nido que les ponen para criar a estos patos buceadores. Desde la orilla también podemos observar Garza real Ardea cinerea, Busardo ratonero Buteo buteo, Ostrero Haematopus ostralagus, Andarríos chico Actitis hypoleucos.
Se nos acaba el día y tenemos que regresar a las inmediaciones del Loch Ness donde tenemos nuestro alojamiento. Pero aún de camino, todavía disfrutamos de la presencia a orillas de la carretera de los numerosos Conejos Oryctolagus cuniculus que pueblan los campos de Escocia. Desde la misma carretera, vemos Ostreros Haematopus ostralagus,
Se nos acaba el día y tenemos que regresar a las inmediaciones del Loch Ness donde tenemos nuestro alojamiento. Pero aún de camino, todavía disfrutamos de la presencia a orillas de la carretera de los numerosos Conejos Oryctolagus cuniculus que pueblan los campos de Escocia. Desde la misma carretera, vemos Ostreros Haematopus ostralagus,
que aquí pueblan los campos de hierba, y Gaviotas canas Larus canus, que en esta zona patrullan las carreteras, a modo de milanos, en busca de restos de animales muertos.
Continuará...........................
2 comentarios:
Esta me ha llegado muy dentro, yo soy de monte y esa perdiz a 2 metros me impresiona. Que decir de los carambolos, todavía no los he tachado de mi lista. No puedo abrir las fotos para verlas mas grandes, no sé que pasa.
Saludos Juankar.
Que envidia me habeis dado, y no se si sana
Jose Mari, es una lastima que no se puedan ver las fotos más grandes, creo que merecería la pena que intentaras solucionarlo.
enhorabuena por el viaje a escocia, y por el reportaje , todo un lujazo
saludddd
Tomás
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