Este mes de Agosto empezamos un grupo de siete amigos nuestras vacaciones en Pirineos. Nuestro plan era realizar una ruta que comenzaría en Sallent de Gállego el día 10 y terminaría en San Nicolás de Bujaruelo el día 13.
El día 10 comenzamos nuestro viaje desde el embalse de La Sarra (1438 m). Nuestra meta era llegar al refugio de Respumoso (2150 m). Como este trayecto es relativamente corto nos desviamos hacia el pico Palas (2974 m). De camino atravesamos varios ibones de pequeño tamaño hasta alcanzar el Ibón de Arriel Alto (2259 m) a los pies del pico Arriel (2824 m), donde estuvimos descansando unas horas. Algunos intrépidos del grupo iniciaron el ascenso hasta las chimeneas que dan acceso a la cumbre del pico Palas. Aproveché el tiempo que ésto me daba para pajarear por el entorno del ibón. Nada más cruzar el pequeño dique del lago me cruzó en vuelo un Treparriscos (Trichodroma muraria) que se alejó hasta una pedrera de la ladera opuesta.
Como era imposible acercarme hasta allí decidí subir por una ladera bastante escarpada hasta una zona da pastizal a unos 2500 metros. A los pies de una pared escuché un joven de Acentor Alpino (Prunella collaris) que reclamaba constantemente a sus padres para que lo alimentasen. Puede disfrutar de un par de cebas hasta que decidí regresar al ibón. En el paseo me crucé con otras especies típicas de esos paisajes como Colirrojo Tizón (Phoenicurus phoenicurus), Bisbita Alpino (Anthus spinoletta) y algún Buitre Leonado (Gyps fulvus) que surcaba los cielos pirenaicos.
Cuando regresó el resto del grupo nos encaminamos al refugio de Respumoso. Allí atravesamos una zona de pino negro donde pude ver paseriformes como Herrerillos Capuchinos (Parus cristatus), Carboneros Garrapinos (Parus ater) y un Mosquitero Musical (Phylloscopus trochilus).
Como era imposible acercarme hasta allí decidí subir por una ladera bastante escarpada hasta una zona da pastizal a unos 2500 metros. A los pies de una pared escuché un joven de Acentor Alpino (Prunella collaris) que reclamaba constantemente a sus padres para que lo alimentasen. Puede disfrutar de un par de cebas hasta que decidí regresar al ibón. En el paseo me crucé con otras especies típicas de esos paisajes como Colirrojo Tizón (Phoenicurus phoenicurus), Bisbita Alpino (Anthus spinoletta) y algún Buitre Leonado (Gyps fulvus) que surcaba los cielos pirenaicos.
Cuando regresó el resto del grupo nos encaminamos al refugio de Respumoso. Allí atravesamos una zona de pino negro donde pude ver paseriformes como Herrerillos Capuchinos (Parus cristatus), Carboneros Garrapinos (Parus ater) y un Mosquitero Musical (Phylloscopus trochilus).
El día 11 fue bastante más duro. Madrugamos para dejar temprano el refugio del Respumoso. Iríamos hasta el refugio de Wallon (1865 m), ya en el pirineo francés, atravesando el collado del pico Gran Facha (2668 m). Nada más arrancar la travesía un par de Verderones Serranos (Serinus citrinella) se movían en el entorno del refugio. Atravesamos el ibón de Campo Plano (2140m). La zona es un enorme pastizal salpicado de rocas y pinos dispersos en el contorno excelente para contemplar paseriformes de montaña. Mientras atravesábamos la zona pude ver un bando numeroso de Verderones Serranos (Serinus citrinella), Colirrojos Tizones (Phoenicurus phoenicurus), Bisbitas Alpinos (Anthus spinoletta), Collalbas Grises (Oenanthe oenanthe) y en vuelo un Mirlo Capiblanco (Turdus torquatus). Al enfilar la subida hacia el collado el paisaje se volvía más pedregoso. Allí, sobre una roca, una preciosa hembra de Roquero Rojo (Monticola saxatilis) nos observaba mientras íbamos ganando altura lentamente. Antes de alcanzar el collado atravesamos los ibones de La Facha donde abundaban los Acentores Alpinos (Prunella collaris) que se alimentaban incluso sobre los neveros del sendero.
Las primeras Chovas Piquigualdas (Pyrrhocorax graculus) del viaje las encontramos también en esta zona.
Las primeras Chovas Piquigualdas (Pyrrhocorax graculus) del viaje las encontramos también en esta zona.
Foto4. Detalle del nevero sumergido en el ibón de la Facha.
Tras alcanzar el collado decidimos subir el pico Gran Facha (3005 m). En algo menos de 2 horas estábamos de vuelta en el collado e iniciamos el descenso hacia el refugio de Wallon. Sobre los imponentes farallones rocosos que nos circundaban un Águila Real (Aquila chrysaetos) era acosada por una pareja de córvidos. Poco después éstos se alejaron y un segundo ejemplar se unió a la primera rapaz. Otras especies como Chovas Piquigualdas (Pyrrhocorax graculus), Buitres Leonados (Gyps fulvus) y Bisbitas Alpinos (Anthus spinoletta) nos acompañaron esa tarde hasta alcanzar el ansiado refugio de Wallon.
El día 12 nos dimos otra buena paliza. Salimos desde el refugio de Wallon y ascendimos el col d’Arratille (2528 m).
Después del desayuno un bando de Piquituertos Comunes (Loxia curvirostra) se encontraba posado en la pared del mismo refugio donde buscaban las sales minerales que necesitaban.
Repetimos las especies de paseriformes de los días precedentes: Collalba Gris (Oenanthe oenanthe), Bisbita Alpino (Anthus spinoletta), Acentor Alpino (Prunella collaris), Colirrojo Tizón (Phoenicurus phoenicurus), Mirlo Capiblanco (Turdus torquatus) y pudimos ver los primeros Rebecos (Rupicapra rupicapra) del viaje.
Entramos de nuevo en España por la cabecera del valle de Ara y sin ganar apenas altura nos encaminamos al puerto de Los Mulos (2591 m). Al iniciar el descenso del puerto de los Mulos el tiempo se puso bastante feo. Hacía mucho viento y las nubes empezaron a meterse en el valle. En ese momento surcó el cielo sobre nuestras cabezas el único Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) que vimos este año, un precioso ejemplar adulto. Bajamos hacia el refugio de Oulettes de Gaube (2151 m) temiendo que igual habría que cambiar nuestros planes iniciales y nos veríamos obligados a dormir allí. Afortunadamente al llegar al valle el tiempo mejoró algo y seguimos nuestra ruta. La visión del Vignemale (3298 m) desde este valle es impresionante con los glaciares del Petit Vignemale y el glaciar de Oulettes colgando literalmente de la montaña.
Lamentablemente el calentamiento global parece que terminará con estos glaciares en pocos años. Una vez recuperadas las fuerzas con un merecido tentempié iniciamos el ascenso al collado de la Hourquette d’Ossoue (2734 m).
Unos 150 metros antes de alcanzar el collado el segundo Treparriscos (Trichodroma muraria) del viaje atravesó en vuelo las pedreras de la zona hasta perderse de vista. Este collado es un buen lugar para aves planeadoras y así pudimos ver gran número de Buitres Leonados que cambiaban de valle cruzando por allí y un ejemplar joven de Águila Real (Aquila chrysaetos). Los omnipresentes Colirrojos Tizones (Phoenicurus phoenicurus), Collalbas Grises (Oenanthe oenanthe) y Chovas Piquigualdas (Pyrrhocorax graculus) tampoco faltaron en este tramo del recorrido. Finalmente sólo nos quedaba descender hasta el refugio de Baysellance (2651 m). Aunque no tuvimos demasiado tiempo para recorrer la zona ya que el tiempo había vuelto a empeorar, este lugar me pareció potencialmente muy bueno para aves alpinas. Cerca del refugio un sonido familiar atrajo mi atención. Al acercarme un adulto de Gorrión Alpino (Montifringilla nivalis) cebaba a un ejemplar juvenil que no cesaba de reclamar comida.
Una preciosa especie para terminar la jornada antes de un aseo y una cena reparadores.
Después del desayuno un bando de Piquituertos Comunes (Loxia curvirostra) se encontraba posado en la pared del mismo refugio donde buscaban las sales minerales que necesitaban.
Repetimos las especies de paseriformes de los días precedentes: Collalba Gris (Oenanthe oenanthe), Bisbita Alpino (Anthus spinoletta), Acentor Alpino (Prunella collaris), Colirrojo Tizón (Phoenicurus phoenicurus), Mirlo Capiblanco (Turdus torquatus) y pudimos ver los primeros Rebecos (Rupicapra rupicapra) del viaje.
Entramos de nuevo en España por la cabecera del valle de Ara y sin ganar apenas altura nos encaminamos al puerto de Los Mulos (2591 m). Al iniciar el descenso del puerto de los Mulos el tiempo se puso bastante feo. Hacía mucho viento y las nubes empezaron a meterse en el valle. En ese momento surcó el cielo sobre nuestras cabezas el único Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) que vimos este año, un precioso ejemplar adulto. Bajamos hacia el refugio de Oulettes de Gaube (2151 m) temiendo que igual habría que cambiar nuestros planes iniciales y nos veríamos obligados a dormir allí. Afortunadamente al llegar al valle el tiempo mejoró algo y seguimos nuestra ruta. La visión del Vignemale (3298 m) desde este valle es impresionante con los glaciares del Petit Vignemale y el glaciar de Oulettes colgando literalmente de la montaña.
Lamentablemente el calentamiento global parece que terminará con estos glaciares en pocos años. Una vez recuperadas las fuerzas con un merecido tentempié iniciamos el ascenso al collado de la Hourquette d’Ossoue (2734 m).
Unos 150 metros antes de alcanzar el collado el segundo Treparriscos (Trichodroma muraria) del viaje atravesó en vuelo las pedreras de la zona hasta perderse de vista. Este collado es un buen lugar para aves planeadoras y así pudimos ver gran número de Buitres Leonados que cambiaban de valle cruzando por allí y un ejemplar joven de Águila Real (Aquila chrysaetos). Los omnipresentes Colirrojos Tizones (Phoenicurus phoenicurus), Collalbas Grises (Oenanthe oenanthe) y Chovas Piquigualdas (Pyrrhocorax graculus) tampoco faltaron en este tramo del recorrido. Finalmente sólo nos quedaba descender hasta el refugio de Baysellance (2651 m). Aunque no tuvimos demasiado tiempo para recorrer la zona ya que el tiempo había vuelto a empeorar, este lugar me pareció potencialmente muy bueno para aves alpinas. Cerca del refugio un sonido familiar atrajo mi atención. Al acercarme un adulto de Gorrión Alpino (Montifringilla nivalis) cebaba a un ejemplar juvenil que no cesaba de reclamar comida.
Una preciosa especie para terminar la jornada antes de un aseo y una cena reparadores.
El día 13 descendimos desde el refugio de Baysellance hacia el ibón de Ossoue (1834 m). Al amanecer las vistas desde el refugio eran impresionantes. El circo de Gavarnie, el glaciar de Ossoue, el Monte Perdido, el Vignemale son algunos ejemplos de las joyas pirenaicas que se podían ver desde allí alumbradas por un cielo rosado que las hacía más impresionantes si cabe. Relocalicé los Gorriones Alpinos (Montifringilla nivalis) de la tarde anterior en el mismo lugar.
Además, durante el descenso, pudimos ver varios bandos en vuelo de esta especie de entre 5 y 10 ejemplares.
Llegado a ese punto me quedé sin batería. En el entorno del ibón los Bisbitas Alpinos (Anthus spinoletta) eran extraordinariamente abundantes. Las Collalbas Grises (Oenanthe oenanthe) También eran comunes allí. No es de extrañar que un Cernícalo Vulgar (Falco tinnunculus) estuviera de caza por allí. Ascendimos hasta la col de la Bernatoire (2336 m) e iniciamos el descenso, de nuevo en España, hasta San Nicolás de Bujaruelo (1350 m). A estas alturas estabamos hechos polvo de modo que no había muchas ganas de pajareo. Aun así pudimos ver en este tramo una pareja de Cuervos Comunes (Corvus corax) y en las plana de Sandaruelo (1680 m) un bando de un centenar de Chovas Piquigualdas (Pyrrhocorax graculus), entre las que se escuchaba alguna Chova Piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax). Cernícalo Vulgar (Falco tinnunculus), Buitre Leonado (Gyps fulvus), Bisbita Alpino (Anthus spinoletta) y ya en el bosque Pinzón Vulgar (Fringilla montifringilla) y Acentor Común (Prunella modularis) son otras de las especies que pudimos ver. En las paredes de Bujaruelo no faltaron tampoco los Aviones Roqueros (Ptyonoprogne rupestris). Destrozados llegamos al refugio de Bujaruelo donde disfrutamos de unas estupendas cervezas, de una ducha caliente y una buena cena como colofón de nuestra travesía.
El día 14 hicimos la ruta típica por el valle de Ordesa hasta la cascada de la cola de Caballo. Lo más destacable de ese día en cuanto a pájaros se refiere fueron un grupo de 5 Vencejos Reales (Apus melba) que nos sobrevolaban a bastante altura. A la vuelta nos llovió una vez más, así que a marcha ligera regresamos al autobús para concluir un año más una semana de vacaciones pirenaicas que una vez más no nos ha defraudado. Eso sí, antes de volver, cena y farra en Jaca que no sólo de aves vive el hombre.
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