Este año he vuelto a pasar estas vacaciones de Semana Santa en Cedillo, Cáceres. No he tenido mucho tiempo para pajarear pues otras tareas reclamaban mi presencia.
Lo poco que he salido al campo, me ha permitido ver que las lluvias este año se han portado de forma muy generosa en estas tierras tradicionalmente sufridoras de grandes temporadas de sequía. Los regatos, las charcas, las pedreras, los pantanos, todos estaban a reventar de agua, lo cual ha supuesto un retraso en el inicio de la primavera, que en otros años y en esta época estaba ya bastante adelantada.
Las jaras pringosas escasamente habían empezado a florecer, y los campos mostraban un verde espectacular, pero carecían de los colores de sus mil flores.
Entre las aves, algunas ya empezaban a mostrar comportamientos nupciales, como las Cogujadas comunes (Galerida cristata). Ya habían llegado algunas aves estivales como el Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos) o el Alcaudón común (Lanius senator). Los Trigueros (Miliaria calandra) llenaban los pastizales con sus cantos monótonos.
Todavía hacía bastante frío, pero en las horas centrales del día, se podían ver las primeras Lagartijas colilargas, y dentro de algunas construcciones empezaban a activarse las Salamanquesas comunes.
Los insectos ya empezaban a ser numerosos, acudiendo a las pocas flores que ya adornaban los campos. Entre ellos varias especies de lepidópteros, una de ellas muy curiosa pues a pesar de su pequeño tamaño poseía unas antenas muy largas y que no dejaba de mover constantemente, la Adela australis.
Pocos coleópteros pude observar, pero me topé con esta especie de gran tamaño.
Y entre los dípteros se pueden destacar las típulas que eran bastante numerosas y una mosca sorprendente que parecía una bola de pelos con una "trompa" a modo de lanza.
Poco más que destacar, pero a pesar de lo poco que pudé disfrutar del campo, siempre me vuelvo con las pilas cargadas. Solo con el hecho de que al abrir la puerta de casa estas inmerso en plena naturaleza, con kilómetros y kilómetros hasta la siguiente población te da una sensación de tranquilidad y libertad que en las ciudades no podemos disfrutar.
1 comentario:
Me falta extremadura, es un viaje que tengo pendiente; y claro, te quiero como anfitrión. Veo que las aves te quedan un poco lejos ( has perdido el telescopio ), en cambio de " bichitos " vas muy bien. Me encanta el BLAPS GIGAS, menudo monbrecito.
Saludos Juankar.
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