Hacia unos cuantos años que no subía a visitar a estos y otros compañeros amigos de los arboles, casi
cinco años, pero hace muchos mas, cuando fue por primera vez en una de mis ascensiones al Ganeko,
su canto me llamo la atención al igual que el Pito real, sus trinos se oían al unisono, a distancias enormes en el silencio de las alturas, lo mas bonito es que todavía están aquí, su habita se reduce
paulatinamente, una por culpa del rayo y otra la desforestacion del pinar que encierran estas islas
de arboles centenarios.
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