Fuerteventura también es una isla de sol y playa. Al pie de las laderas del Macizo de Jandía, se encuentran las playas más extensas de Canarias. Este tramo de costa de arena dorada abarca un gran número de playas, extendiendose desde Costa Calma hasta Morro Jable.
Llegamos a Morro Jable para disfrutar de sus playas, y paramos junto al faro. Las vistas eran preciosas con una luz increíble. El vencejo unicolor nos daba la bienvenida.
Enormes playas de fina arena y un viento constante que atrae a windsurfistas del todo el mundo.
Pero todo no era playa, en el mismo faro, las ardillas morunas comen de la mano de los turistas y se dejan retratar muy bien. Especie introducida en la isla en los años 60 y muy abundante en todos los ambientes de la isla.
Los bisbitas camineros venían a beber agua a las duchas de la playa.
Y las cotorras argentinas se movían como palomas en los jardines. Otra especie introducida que se asocia a los jardines urbanos con árboles exótico y palmeras. Otro bimbo para mi.
A la vuelta para Caleta de Fuste decidimos parar en Jable de Jandía, un istmo arenoso de gran valor ecológico donde queríamos intentar la hubara y los corredores.
No pudo ser, el contraluz era muy fuerte y el lugar es enorme. La hubara se hacía de rogar, era el tercer lugar donde la buscaba y no aparecía. Lo que no defraudaba nunca era el paisaje de la isla. Con la luz a favor todo era espectacular
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