A mediodía decidimos abandonar Barr Al Hikman, ya que hoy teníamos el desplazamiento más largo de todo el viaje hasta alcanzar el oasis de Qatbit. Por el camino fuimos viendo nuestras primeras Alondras ibis y Cuervos desertícolas, y realizamos una parada para ver un Busardo moro que tomaba el sol cerca de la carretera.
El paisaje del desierto es desolador, pero por otra parte tiene su encanto, con esas formaciones dunares que en algunos casos alcanzan varias decenas de metros de altura, y el azote del viento suele formar remolinos que elevan la arena facilitando la visión de su vórtice.
Llegamos a Qatbit bien entrada la noche, y por suerte, el Motel estaba vacío y pudimos elegir habitación.
Bueno, vacio del todo, no, pues había unos cuantos ejemplares de Salamanquesa a las luces de los focos esperando que alguna polilla se pusiera a su alcance.
Bueno, vacio del todo, no, pues había unos cuantos ejemplares de Salamanquesa a las luces de los focos esperando que alguna polilla se pusiera a su alcance.
La visita a Qatbit era otro de los momentos más esperados del viaje, por la posibilidad de ver a una de las aves invernantes más escasas del país, el Hipocolio. El día 20 nos levantamos como las gallinas, justo antes de amanecer. Al salir a los jardines del motel ya empezaban a oírse los cantos y movimientos de las aves. El primero en aparecer a la cita fue el Papamoscas papirrojo, un ave que se me había resistido en varios viajes al este de Europa.
Al salir el sol, el arbolado que rodea al motel se convirtió en una algarabía de sonidos. Poco a poco fuimos identificando las aves que nos íbamos encontrando en nuestro caminar. Vimos Mosquiteros comunes, musicales y 1 de Hume, que vimos durante unos pocos segundos antes de que un camión a su paso lo levantase y ya no volviésemos a verle.
También observamos Currucas capirotadas, zarcerillas y de Menetries, un Carricero común, Ruiseñores pechiazules, Colirrojos tizones, Minas comunes, un Zorzal común, Gorriones comunes y un par de Golondrinas comunes.
Con toda esta variedad de aves estábamos muy entretenidos pero pasaba el tiempo y no dábamos con las estrellas del lugar en el sitio donde nos había comentado el dueño del motel. Así que decidimos buscar en el resto de los jardines, y por fin dimos con el Hipocolio en la zona de la gasolinera. Como había ocurrido en días anteriores y había quedado reflejado en el libro de visitas del motel, vimos una pareja de esta preciosa ave.
Ya relajados con la visión de esta especie, fuimos hasta el oasis para ver la entrada de gangas a beber. Tuvimos bastante suerte, porque al poco de llegar apareció un primer bando de 16 Gangas moteadas, seguidas por otras 13 Gangas coronadas.
Tras el éxito de la visita, nos dimos una vuelta por los alrededores del oasis, pudiendo observar varios Cuervos desertícolas y una pareja de juveniles de Cernícalo de Amur.
De vuelta al motel para recoger nuestras maletas, decidimos dar una última vuelta a los jardines y añadimos a nuestra lista 2 Suimangas del Nilo y uno palestino.
Al descender la actividad de las aves debido al calor, decidimos seguir nuestro camino hacia el sur, donde vamos a realizar una parada en Al Balid Farm, un buen lugar para ver aves esteparias. Así en la pista de acceso vemos varios ejemplares de Alondra ibis.
Una vez dentro de la granja, en una zona de huertos observamos nuestro primer Alcaudón estepario que posó para Iván con toda tranquilidad durante un buen rato.
La zona de regadío destinada a pasto para el ganado tenía la hierba muy alta y no permitía buenas observaciones, pero a su alrededor vimos varias Collalbas desérticas e Isabel, Cogujadas comunes, Bisbitas campestres y de Richard y un grupo de Gangas morunas.
El sitio no da para más, y seguimos dirección a Salalah, donde llegamos con el tiempo justo para alojarnos en el Al Nile Hotel y echarnos a dormir.
CONTINUARÁ.....
CONTINUARÁ.....
2 comentarios:
Enhorabuena por esas fotos tan chulas. Se ve que las esteparias (gangas sobretodo) de allí no son tan esquivas como las de aquí.
No te creas José Mari, son bastante esquivas, pero como en esas fechas hay muy pocos puntos de agua, pues no les queda más remedio que bajar a beber. Eso sí, siempre bien escondidos bien dentro del coche o en la vegetación circundante a los abrevaderos.
Saludos
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