SABADO, 25 DE JUNIO DE 2011: La despedida
(sigue de VIAJE A LAPONIA: VALLE DEL PASVIK)
El último día nos tocaba darnos una pequeña paliza de coche hasta Ivalo donde al día siguiente teníamos el vuelo de vuelta a casa. Durante el trayecto hicimos varias paradas en los lagos y ríos que nos íbamos encontrando por el camino, donde vimos Porrones osculados, Andarríos bastardos, Lavanderas boyeras, Camachuelos picogruesos, etc.
En las cercanías de Inari, volvimos a ver una pareja de Carboneros lapones, en esta ocasión alimentando a tres pollos.
Luego en las cercanías de Ivalo hicimos nuestro primer intento para ver Escribano rústico (Emberiza rustica), pero no tuvimos suerte. En su lugar, vimos un Pigargo, Bisbita arbóreo, un grupo de Piquituertos comunes y un Búho campestre que nos cruzo en vuelo bajo, persiguiendo algo?….
Nuestra última visita del viaje, estaba destinada a un viejo bosque de píceas con sotobosque de enebros y arándanos, en la carretera de Kuttura. También nos falló el Escribano rústico, pero tuvimos la gran fortuna de ver una Urogallina acompañada por 3 pollos volantones. La pena es que no pudimos fotografiarlos, pero el instante fue increíble.
Además observamos el único anfibio de nuestro periplo, una Rana bermeja (Rana temporaria).
No menos increíble fue lo que nos pasó en esa misma carretera muy cerca de ese bosque. Mientras conducíamos, al salir de una curva y enfilar una larga recta, vemos en medio de la calzada unos pequeños bultos que en principio atribuimos a unas piñas. Las esquivamos por si acaso teníamos un pinchazo. Y justo al pasar junto a ellas, vemos que no son piñas. Yo que iba conduciendo, miro por el retrovisor y ¡¡¡ostras, las piñas se mueven!!!. Freno y cambio el sentido de la marcha. Ahora todos vemos como se van desplazando esos pequeños bultos hacia la cuneta.
Al llegar a su altura, bajamos del coche, y empezamos a buscarlos, cuando de la cuneta sale volando una hembra de Lagópodo escandinavo y al poco rato un macho. Literalmente, habíamos pasado por encima de una familia de Lagópodos. De los aproximadamente 10 pollos, solo conseguimos ver a uno. Fue el momentazo del viaje.
Con esto dimos por concluido nuestro viaje ornitológico. Ya solo nos quedaba disfrutar de una buena ducha en el Hotel Ivalo y llegar a cenar, pero a la hora que regresábamos solo quedaba abierta una pizzería (máximo entretenimiento de los jóvenes del lugar una tarde de sábado). Teníamos para cenar unas pizzas acompañadas de unas cervezas, para luego dormir a pierna suelta. Al día siguiente nos esperaban varios miles de kilómetros hasta nuestras casas.
Hasta aquí ha llegado nuestro viaje, en el cual hemos disfrutado como niños y del cual nos traemos imágenes y recuerdos que nunca olvidaremos.
1 comentario:
Envidia sana ( si existe ) me dais. Ahora toca preparar el siguiente vieje ( menuda tentación )
Saludos Juankar.
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