LUNES, 20 DE JUNIO DE 2011: La joya noruega
(sigue de VIAJE A LAPONIA. VARDO)
Durante esta jornada vamos a visitar la isla de Hornoya, un paraíso para las aves marinas. Nos levantamos pronto para aprovechar el tiempo en el camino realizando varias paradas para intentar fotografiar a los Pigargos. Conseguimos acercarnos a varios de ellos, pero no fue hasta Indre Kiberg donde dos ejemplares adultos aguantaron nuestra presencia permitiendo fotografiarlos.
Luego en el acceso al pueblo observamos un Gavión hiperbóreo (Larus hyperboreus) de segundo año, dentro de un grupo de gaviotas que descansaban en la playa.
En el puerto de Vardo embarcamos en un pequeño barco que por 300 NOK (aproximadamente 40 €) nos llevó hasta la isla donde permanecimos durante 3 horas que resultaron de lo más provechosas. Según nos acercábamos iba aumentando el número de aves en el cielo y en el mar.
El barco se deslizaba entre balsas de álcidos, abriéndose paso entre ellas hasta llegar al pequeño embarcadero. Donde nos esperaba un Bisbita costero (Anthus petrosus).
Una vez allí, el ruido de las aves lo envolvía todo, así como el olor a guano, y las aves pasaban rozando nuestras cabezas en un ir y venir constante entre el mar y los acantilados.
Las paredes estaban cubiertas por cientos de nidos de Gaviota tridáctila, y en las repisas se agolpaban Alcas (Alca torda), Araos comunes (Uria aalge) y Araos de Brünnich (Uria lomvia), mientras en las zonas más bajas se ubicaban los Cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis), y en la base de los acantilados los Frailecillos (Fratercula arctica) entraban y salían de sus huras.
Aprovechando tal cantidad de aves, las Gaviotas argénteas, los Gaviones y una pareja de Cuervos (Corvus corax) han instalado sus nidos en toda la isla, asegurándose una despensa constante de alimento. Pudimos observar como robaban pollos de Gaviota tridáctila y depredaban sobre adultos de Frailecillo.
En la parte más apartada del acantilado, se encontraba un pequeño grupo de Araos aliblancos (Cepphus grylle), que se mostraban muy confiados mientras descansaban sobre las rocas.
Mientras en la cuesta que lleva hasta el faro, entre los nidos de Gaviota argéntea, pudimos observar Bisbitas gorgirrojos y Bisbitas pratenses. Pero no damos con los Pardillos piquigualdos (Carduelis flavirostris), lugar tradicional en el cual mucha gente los observa.
(continua en VIAJE A LAPONIA: HAMNINGBERG, EL FIN DEL MUNDO)
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